Capítulo 65
Las Vegas, Nevada
Para cuando se hubo recuperado del shock, Knack ya había enviado un correo electrónico a su editor en Nueva York. La segunda mayor historia de su carrera:
¡NOTICIA BOMBA FBI!
EX AGENTE BUSCADO COMO «PERSONA DE INTERÉS». EN ASESINATOS CARTAS DEL TAROT, AFIRMAN FUENTES INTERNAS.
¿La primera gran historia de su carrera? Bueno, esa sería cuando Knack informara acerca de la confesión de Steve Dark en prisión. La historia que acabaría con todas las historias.
Pero no, el shock no lo había provocado el material, sino la identidad de su «fuente».
Tom Riggins, el jefe de Casos especiales.
Y lo que era aún más increíble, Riggins lo había llamado a él. Le había dicho que necesitaba que hiciera correr una noticia de inmediato…, de manera extraoficial, por supuesto. Pero le había hecho una promesa: ayúdenos a cogerlo y tendrá todo el acceso que necesite. El viejo buitre parecía alterado al saber que Knack también estaba en Las Vegas, pero de momento había tenido que tragar. Mirad cómo se retuerce el viejo y duro gusano. Ahora el juego era diferente porque Riggins necesitaba a Knack.
Los detalles que Riggins quería filtrar eran los siguientes:
Que el ex agente de Casos especiales llamado Steve Dark —famoso por los asesinatos de Sqweegel hacía cinco años— era buscado ahora como «persona de interés» en una serie de homicidios que los medios de comunicación [«¡Venga, Tom, fuimos nosotros! ¡NOSOTROS!»] habían llamado los «asesinatos de las cartas del tarot». Se cree que Dark está acompañado de una mujer desconocida, cuya descripción se adjunta, y que también está considerada como una persona de interés en este caso. Nadie debe acercarse a ellos. Si alguien los ve debe llamar al número de colaboración ciudadana, sobre todo en las áreas del suroeste de California.
Knack también había conseguido de Riggins algunos datos del asesinato de Kobiashi, como el extraño juego de ruleta rusa que le habían obligado a practicar, y que el millonario japonés estaba completamente desnudo.
Ahora, sin embargo, la pregunta del millón era la siguiente: ¿debía hablarle Knack sobre el misterioso remitente? ¿O era mejor que se guardara ese as en la manga?
¿Y estaría el misterioso remitente feliz o disgustado con ese último acontecimiento?
Knack esperaba que su móvil sonara. En cualquier momento…