Delimitando occidente

Durante la guerra fría, los Estados Unidos estaban en el centro de un agrupamiento amplio y diverso de países pluricivilizatorios que compartían el objetivo de impedir una mayor expansión de la Unión Soviética. Este agrupamiento, conocido de varias formas («mundo libre», «Occidente» o los «aliados»), incluía a muchas sociedades occidentales (aunque no todas), Turquía, Grecia, Japón, Corea, Filipinas, Israel y, menos estrictamente, a otros países como Taiwán, Tailandia y Paquistán. Tenía como rival un agrupamiento de países de heterogeneidad sólo ligeramente menor, que incluía a todos los países ortodoxos excepto Grecia, varios países que históricamente eran occidentales, Vietnam, Cuba y, en menor medida, la India, y a veces uno o más países africanos. Con el fin de la guerra fría, estos agrupamientos, en los que convergían culturas diversas y múltiples civilizaciones, se fragmentaron. La disolución del sistema soviético, particularmente la del Pacto de Varsovia, fue espectacular. Más lentamente, pero de modo semejante, el «Occidente» multicivilizatorio de la guerra fría se está remodelando como un nuevo agrupamiento que más o menos coincide en su extensión con la civilización occidental. Está en marcha un proceso de delimitación que lleva consigo la definición de los miembros de las organizaciones internacionales occidentales.

Los Estados centrales de la Unión Europea, Francia y Alemania, están rodeados en primer lugar por un agrupamiento interno formado por Bélgica, Holanda y Luxemburgo, países todos ellos que han acordado eliminar todas las barreras al tránsito de bienes y personas; después, otros países miembros como Italia, España, Portugal, Dinamarca, Gran Bretaña, Irlanda y Grecia; los Estados que se adhirieron en 1995 (Austria, Finlandia, Suecia); y, por último, los países que en esa fecha disponían de acuerdos de asociación (Polonia, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Bulgaria y Rumania). Haciéndose eco de esta realidad, en el otoño de 1994, el partido gobernante en Alemania y funcionarios franceses de alto rango avanzaron propuestas para una Unión diferenciada. El plan alemán proponía que el «núcleo duro» lo constituyeran los miembros originales menos Italia, y que «Alemania y Francia formaran el núcleo de ese núcleo duro». Los países del núcleo duro intentarían establecer rápidamente una unión monetaria e integrar sus políticas exteriores y de defensa. Casi simultáneamente, el Primer ministro francés Edouard Balladur sugirió una Unión con tres círculos: un núcleo formado por los cinco Estados partidarios de la integración, un segundo círculo compuesto por los otros miembros actuales y un círculo exterior constituido por los nuevos Estados en vías de convertirse en miembros. Posteriormente, el ministro de Asuntos Exteriores francés Alain Juppé expuso detalladamente esta idea abogando por «un círculo exterior de Estados "socios" que incluiría Europa Oriental y Central; un círculo intermedio de Estados miembros que requeriría aceptar disciplinas comunes en ciertos campos (mercado único, unión aduanera, etc.); y varios círculos internos de "solidaridades reforzadas", que incorporarían a quienes quisieran y pudieran moverse más rápido que los demás en áreas tales como defensa, integración monetaria, política exterior, etcétera».1 Otros líderes políticos propusieron otros tipos de ordenamientos, si bien todos ellos contenían un agrupamiento interior de Estados asociados más estrechamente y después agrupaciones de Estados más extensos menos plenamente integrados con el Estado central, hasta llegar a la línea que separa a los miembros de los no miembros.

Determinar el trazado de esa línea de fractura en Europa ha sido uno de los principales problemas que ha debido afrontar Occidente en el mundo de posguerra fría. Durante la guerra fría, Europa como un todo no existía. Con el hundimiento del comunismo, sin embargo, se hizo necesario afrontar y contestar a la pregunta «¿Qué es Europa?». Las fronteras de Europa al norte, oeste y sur están delimitadas por importantes extensiones de agua, que al sur coinciden con claras diferencias de cultura. Pero, ¿dónde está la frontera oriental de Europa? ¿A quiénes se debe considerar europeos y, por tanto, miembros potenciales de la Unión Europea, la OTAN y organizaciones parecidas?

La respuesta más convincente y generalizada a estas preguntas la proporciona la gran línea histórica que durante siglos ha separado a los pueblos cristianos occidentales de los pueblos musulmanes y ortodoxos. La existencia de esta línea se remonta a la división del imperio romano en el siglo iv y a la creación del Sacro Imperio Romano en el x. Ha estado aproximadamente en su lugar actual durante al menos quinientos años. Empezando en el norte, corre a lo largo de lo que ahora son las fronteras entre Finlandia y Rusia y los Estados bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) y Rusia, atraviesa Bielorrusia Occidental, cruza Ucrania separando el oeste uniata del este ortodoxo, pasa por Rumania entre Transilvania, con su población húngara católica, y el resto del país, y a través de la antigua Yugoslavia siguiendo la frontera que separa Eslovenia y Croacia de las demás repúblicas. En los Balcanes, por supuesto, esta línea coincide con la división histórica entre los imperios austrohúngaro y otomano. Es la frontera cultural de Europa y en el mundo de posguerra fría es también la frontera política y económica de Europa y Occidente.

Mapa 7.1. La frontera oriental de la civilización occidental.

El paradigma civilizatorio proporciona una respuesta clara y convincente a la pregunta relativa a los europeos occidentales: ¿dónde termina Europa? Europa termina donde termina el cristianismo occidental y comienza el islam y la ortodoxia. Ésta es la respuesta que los europeos occidentales quieren oír, que apoyan mayoritariamente sotto voce, y que varios intelectuales y líderes políticos han apoyado explícitamente. Como sostenía Michael Howard, es necesario reconocer la distinción, desdibujada durante los años soviéticos, entre Europa Central, o Mitteleuropa, y Europa Oriental propiamente dicha. Europa Central incluye «los territorios que una vez formaron parte de la cristiandad occidental; los antiguos territorios del imperio de los Habsburgo: Austria, Hungría y Checoslovaquia, junto con Polonia y las marcas orientales de Alemania. El término "Europa Oriental" se debería reservar para las regiones que se desarrollaron bajo la égida de la Iglesia ortodoxa: las poblaciones del mar Negro de Bulgaria y Rumania, que sólo emergieron de la dominación otomana en el siglo xix, y las partes "europeas" de la Unión Soviética». La primera prueba de Europa Occidental, afirmaba Howard, debe «ser reabsorber a los pueblos de Europa Central en nuestro círculo cultural y económico, al que pertenecen propiamente: restablecer los vínculos entre Londres, París, Roma, Munich y Leipzig, Varsovia, Praga y Budapest». Está surgiendo una «nueva línea de fractura», comentaba Pierre Behar dos años más tarde, «una divisoria básicamente cultural entre una Europa marcada por el cristianismo occidental (católico o protestante), por un lado, y una Europa marcada por el cristianismo oriental y las tradiciones islámicas, por el otro». Así mismo, un destacado finés veía la división fundamental que sustituye en Europa al telón de acero como «la antigua línea de fractura cultural entre el este y el oeste» que sitúa «los territorios del antiguo imperio austrohúngaro, así como Polonia y los Estados bálticos», dentro de la Europa Occidental, y a los demás países europeos orientales y balcánicos fuera de ella. Éste era, coincidía un inglés eminente, la «gran divisoria religiosa… entre las Iglesias orientales y occidentales: hablando en sentido amplio, entre los pueblos que recibieron su cristianismo de Roma directamente o a través de intermediarios celtas o germanos, y los del este y el Sudeste, a quienes llegó a través de Constantinopla (Bizancio)».2

Los habitantes de Europa Central también subrayan la significación de esta línea de fractura. A los países que han hecho progresos importantes en despojarse de los legados comunistas y en avanzar hacia una política democrática y una economía de mercado los separa de los que no lo han hecho «la línea que divide al catolicismo y protestantismo, por un lado, de la ortodoxia, por el otro». Hace siglos, afirmaba el presidente de Lituania, los lituanos tuvieron que elegir entre «dos civilizaciones» y «optaron por el mundo latino, se convirtieron al catolicismo y escogieron una forma de organización del Estado basada en la ley». En términos parecidos, los polacos dicen que ellos han sido parte de Occidente desde que en el siglo x eligieron el cristianismo latino frente a Bizancio.3 En cambio, los habitantes de los países ortodoxos de Europa Oriental ven de forma ambivalente la nueva insistencia en esta línea de fractura cultural. Búlgaros y rumanos ven las grandes ventajas de ser parte de Occidente y de poder incorporarse a sus instituciones; pero también se identifican con su propia tradición ortodoxa y, en el caso de los búlgaros, con su íntima asociación histórica con Rusia.

La identificación de Europa con la cristiandad occidental proporciona un criterio claro para la admisión de nuevos miembros en organizaciones occidentales. La Unión Europea es la principal entidad de Occidente en Europa, y el número de sus miembros volvió a crecer en 1994 con la admisión de Austria, Finlandia y Suecia, países culturalmente occidentales. En la primavera de 1994, la Unión decidió negar provisionalmente el ingreso a todas las antiguas repúblicas soviéticas excepto a los Estados bálticos. También firmó «acuerdos de asociación» con los cuatro Estados de Europa Central (Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia) y con dos de Europa Oriental (Rumania y Bulgaria). Sin embargo, es probable que ninguno de estos Estados se convierta en miembro pleno de la UE hasta el siglo xxi, y los Estados de Europa Central indudablemente obtendrán esa condición antes que Rumania y Bulgaria, si es que éstos llegan realmente a conseguirla alguna vez. Mientras tanto, las perspectivas de que los Estados bálticos y Eslovenia sean admitidos como miembros parecen halagüeñas, pero en 1995 las solicitudes de la musulmana Turquía, la demasiado pequeña Malta y la ortodoxa Chipre estaban todavía pendientes. A la hora de incrementar el número de miembros de la UE, las preferencias se decantan claramente hacia aquellos Estados que son culturalmente occidentales y que además tienden a un mayor desarrollo económico. Si se aplicara este criterio, los Estados de Visegrado (Polonia, República Checa, Eslovaquia, Hungría), las repúblicas bálticas, Eslovenia, Croacia y Malta acabarían siendo miembros de la UE y la Unión coincidiría en su extensión con la civilización occidental tal y como ha existido históricamente en Europa.

La lógica de las civilizaciones impone una consecuencia parecida en lo relativo a la ampliación de la OTAN. La guerra fría comenzó con la extensión del control político y militar soviético a Europa Central. Los Estados Unidos y los países de Europa Occcidental crearon la OTAN para prevenir y, si era necesario, repeler una ulterior agresión soviética. En el mundo de posguerra fría, la OTAN es la organización de segundad de la civilización occidental. Terminada la guerra fría, la OTAN tiene un solo propósito fundamental y apremiante: asegurarse de que las cosas sigan así, impidiendo que se vuelva a imponer el control político y militar ruso en Europa Central. Dado que es la organización de seguridad de Occidente, la OTAN está debidamente abierta al ingreso de los países occidentales que deseen pertenecer a ella y que reúnan los requisitos básicos desde el punto de vista de la competencia militar, la democracia política y control civil del ejército.

La política estadounidense respecto del orden de seguridad europeo en la posguerra fría se caracterizó por ser más universalista, como demostró la Asociación por la Paz, abierta a los países europeos y a los euroasiáticos. También se reflejó esa política en el papel de la Organización para la Seguridad y para la Cooperación en Europa. Quedó expresada en los comentarios del presidente Clinton cuando visitó Europa en enero de 1994: «Las fronteras de la libertad se deben definir ahora en función de la nueva conducta, no por la historia vieja. Les digo a todos… los que trazarían una nueva frontera en Europa: no debemos cerrarnos de antemano a la posibilidad del mejor futuro para Europa -democracia en todas partes, economía de mercado en todas partes, países que cooperan para la mutua seguridad en todas partes-. Hemos de evitar un resultado inferior a ése». Un año después, sin embargo, su gobierno había aceptado la significación de las fronteras definidas por «la historia vieja» y se había conformado con un «resultado inferior» que tradujera la realidad de las diferencias entre civilizaciones. El gobierno de Clinton pasó a elaborar activamente los criterios y un programa para la extensión de la condición de miembros de la OTAN, primero a Polonia, Hungría, la República Checa y Eslovaquia, después a Eslovenia y más tarde probablemente a las repúblicas bálticas.

Rusia se opuso enérgicamente a cualquier ampliación de la OTAN, y los rusos que presumiblemente eran más liberales y prooccidentales aseguraban que la expansión fortalecería enormemente a las fuerzas nacionalistas y antioccidentales en Rusia. Sin embargo, la expansión de la OTAN limitada a los países que históricamente son parte de la cristiandad occidental también garantiza a Rusia la exclusión de Serbia, Bulgaria, Rumania, Moldavia, Bielorrusia y Ucrania (mientras permanezca unida). La expansión de la OTAN limitada a los Estados occidentales subrayaría también el papel de Rusia como Estado central de una civilización ortodoxa aparte y, por tanto, como país responsable del orden dentro de la ortodoxia y a lo largo de sus fronteras, y que podría y debería tratar en pie de igualdad con la OTAN y los Estados centrales occidentales.

La utilidad de diferenciar los países desde la perspectiva de su civilización resulta manifiesta con respecto a las repúblicas bálticas. Son las únicas ex repúblicas soviéticas claramente occidentales desde el punto de vista de su historia, cultura y religión, y su destino ha sido siempre una preocupación importante de Occidente. Los Estados Unidos nunca reconocieron su incorporación a la Unión Soviética, apoyaron su paso a la independencia cuando la Unión Soviética se estaba hundiendo e insistieron en que los rusos se atuvieran al calendario acordado para retirar sus tropas de estas repúblicas. El mensaje enviado a los rusos ha sido que deben reconocer que los bálticos están fuera de cualquier esfera de influencia que los rusos puedan desear establecer con respecto a las demás ex repúblicas soviéticas. Este logro por parte del gobierno de Clinton fue, como dijo el Primer ministro de Suecia, «una de las contribuciones más importantes a la seguridad y estabilidad europeas» y ayudó a los demócratas rusos, al dejar bien sentado que cualquier proyecto revanchista por parte de los nacionalistas radicales rusos sería vano frente al explícito compromiso occidental con esas repúblicas.4

Aunque se ha dedicado mucha atención a la ampliación de la Unión Europea y de la OTAN, la configuración cultural de estas organizaciones también plantea la cuestión de su posible reducción. Un país no occidental, Grecia, es miembro de ambas organizaciones, y otro, Turquía, es miembro de la OTAN y aspirante a la condición de miembro de la Unión. Estas relaciones fueron fruto de la guerra fría. ¿Tienen algún sentido en el mundo de civilizaciones posterior a ella?

El ingreso de Turquía en la Unión Europea como miembro de pleno derecho es problemático e improbable, y su condición de miembro de la OTAN ha sido atacada por el Partido del Bienestar. Sin embargo, es probable que Turquía continúe siendo miembro de la OTAN, a menos que el Partido del Bienestar obtenga una resonante victoria electoral o Turquía, por otra parte, rechace a sabiendas la herencia de Ataturk y se redefina como líder del islam. Esto entra dentro de lo posible y quizá fuera deseable para Turquía, pero no es probable que suceda en un futuro próximo. Sea cual sea su papel en la OTAN, lo probable es que Turquía persiga cada vez más sus propios intereses en lo tocante a los Balcanes, el mundo árabe y Asia Central.

Grecia no forma parte de la civilización occidental, pero fue la patria de la civilización clásica, que, a su vez, fue una fuente importante de la civilización occidental. En su oposición a los turcos, los griegos se han considerado a lo largo de la historia la vanguardia del cristianismo. A diferencia de serbios, rumanos o búlgaros, su historia ha estado íntimamente entrelazada con la de Occidente. Sin embargo, Grecia es también una anomalía, el intruso ortodoxo en los organismos occidentales. Nunca ha sido un miembro cómodo ni de la UE ni de la OTAN, y ha tenido dificultades para adaptarse a los principios y costumbres de ambas. Desde mediados de los años sesenta a mediados de los setenta fue gobernada por una junta militar, y no pudo entrar en la Comunidad Europea hasta que se convirtió en democracia. A menudo parece que sus líderes se toman un interés particular en desviarse de las normas occidentales y en enemistarse con los gobiernos de Occidente. Era más pobre que los demás miembros de la Comunidad y de la OTAN y a menudo seguía directrices económicas que parecían incumplir los criterios vigentes en Bruselas. Su conducta como presidente del Consejo de la UE en 1994 exasperó a otros miembros, y hay funcionarios europeooccidentales que, en privado, califican su ingreso de error.

En el mundo de posguerra fría, las directrices de Grecia se han desviado cada vez más de las de Occidente. Su bloqueo de Macedonia fue objeto de la enérgica oposición de los gobiernos occidentales y acabó con el intento por parte de la Comisión Europea de conseguir una sentencia condenatoria del Tribunal de Justicia. Con respecto a los conflictos en la antigua Yugoslavia, Grecia se distanció de los criterios seguidos por las principales potencias occidentales, apoyó activamente a los serbios y violó descaradamente las sanciones que la ONU les había impuesto. Tras el fin de la Unión Soviética y de la amenaza comunista, Grecia tiene intereses comunes con Rusia en su oposición al enemigo de ambas, Turquía. Ha permitido a Rusia disponer de una presencia importante en el sector griego de Chipre y, debido a «su común religión ortodoxa oriental», los grecochipriotas han dado la bienvenida a la isla tanto a rusos como a serbios.5 En 1995, funcionaban en Chipre unos 2.000 negocios de propiedad rusa; se publicaban allí periódicos rusos y serbocroatas; y el gobierno grecochipriota estaba adquiriendo abundante material armamentístico a Rusia. Además, Grecia estudió con Rusia la posibilidad de traer petróleo desde el Cáucaso y Asia Central hasta el Mediterráneo a través de un oleoducto grecobúlgaro que evitara pasar por Turquía y otros países musulmanes. En conjunto, la política exterior griega ha adoptado una orientación marcadamente ortodoxa. Sin duda, Grecia seguirá siendo miembro formal de la OTAN y de la Unión Europea. Pero, sin duda también, a medida que el proceso de reconfiguración cultural se intensifique, estas pertenencias se irán haciendo menos sólidas, menos significativas y más difíciles para las partes implicadas. El adversario de la Unión Soviética durante la guerra fría está transformándose en el aliado de Rusia del período de posguerra fría.

El choque de civilizaciones
titlepage.xhtml
sec_0001.xhtml
sec_0002.xhtml
sec_0003.xhtml
sec_0004.xhtml
sec_0005.xhtml
sec_0006.xhtml
sec_0007.xhtml
sec_0008.xhtml
sec_0009.xhtml
sec_0010.xhtml
sec_0011_split_000.xhtml
sec_0011_split_001.xhtml
sec_0012.xhtml
sec_0013.xhtml
sec_0014.xhtml
sec_0015.xhtml
sec_0016.xhtml
sec_0017.xhtml
sec_0018.xhtml
sec_0019.xhtml
sec_0020.xhtml
sec_0021.xhtml
sec_0022.xhtml
sec_0023.xhtml
sec_0024.xhtml
sec_0025.xhtml
sec_0026.xhtml
sec_0027.xhtml
sec_0028.xhtml
sec_0029.xhtml
sec_0030.xhtml
sec_0031.xhtml
sec_0032.xhtml
sec_0033.xhtml
sec_0034.xhtml
sec_0035.xhtml
sec_0036.xhtml
sec_0037.xhtml
sec_0038.xhtml
sec_0039.xhtml
sec_0040.xhtml
sec_0041.xhtml
sec_0042.xhtml
sec_0043.xhtml
sec_0044.xhtml
sec_0045.xhtml
sec_0046.xhtml
sec_0047.xhtml
sec_0048.xhtml
sec_0049.xhtml
sec_0050.xhtml
sec_0051.xhtml
sec_0052.xhtml
sec_0053.xhtml
sec_0054.xhtml
sec_0055.xhtml
sec_0056.xhtml
sec_0057.xhtml
sec_0058.xhtml
sec_0059.xhtml
sec_0060.xhtml
sec_0061.xhtml
sec_0062.xhtml
sec_0063.xhtml
sec_0064.xhtml
sec_0065.xhtml
sec_0066.xhtml
sec_0067.xhtml
sec_0068.xhtml
sec_0069.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_000.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_001.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_002.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_003.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_004.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_005.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_006.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_007.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_008.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_009.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_010.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_011.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_012.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_013.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_014.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_015.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_016.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_017.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_018.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_019.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_020.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_021.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_022.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_023.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_024.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_025.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_026.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_027.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_028.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_029.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_030.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_031.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_032.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_033.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_034.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_035.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_036.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_037.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_038.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_039.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_040.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_041.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_042.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_043.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_044.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_045.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_046.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_047.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_048.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_049.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_050.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_051.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_052.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_053.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_054.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_055.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_056.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_057.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_058.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_059.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_060.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_061.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_062.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_063.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_064.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_065.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_066.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_067.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_068.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_069.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_070.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_071.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_072.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_073.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_074.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_075.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_076.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_077.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_078.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_079.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_080.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_081.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_082.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_083.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_084.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_085.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_086.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_087.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_088.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_089.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_090.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_091.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_092.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_093.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_094.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_095.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_096.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_097.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_098.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_099.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_100.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_101.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_102.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_103.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_104.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_105.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_106.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_107.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_108.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_109.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_110.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_111.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_112.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_113.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_114.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_115.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_116.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_117.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_118.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_119.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_120.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_121.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_122.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_123.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_124.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_125.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_126.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_127.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_128.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_129.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_130.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_131.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_132.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_133.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_134.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_135.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_136.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_137.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_138.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_139.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_140.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_141.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_142.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_143.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_144.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_145.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_146.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_147.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_148.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_149.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_150.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_151.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_152.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_153.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_154.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_155.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_156.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_157.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_158.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_159.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_160.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_161.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_162.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_163.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_164.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_165.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_166.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_167.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_168.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_169.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_170.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_171.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_172.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_173.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_174.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_175.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_176.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_177.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_178.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_179.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_180.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_181.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_182.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_183.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_184.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_185.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_186.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_187.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_188.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_189.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_190.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_191.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_192.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_193.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_194.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_195.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_196.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_197.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_198.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_199.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_200.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_201.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_202.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_203.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_204.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_205.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_206.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_207.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_208.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_209.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_210.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_211.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_212.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_213.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_214.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_215.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_216.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_217.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_218.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_219.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_220.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_221.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_222.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_223.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_224.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_225.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_226.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_227.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_228.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_229.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_230.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_231.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_232.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_233.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_234.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_235.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_236.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_237.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_238.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_239.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_240.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_241.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_242.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_243.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_244.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_245.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_246.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_247.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_248.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_249.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_250.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_251.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_252.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_253.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_254.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_255.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_256.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_257.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_258.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_259.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_260.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_261.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_262.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_263.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_264.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_265.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_266.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_267.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_268.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_269.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_270.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_271.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_272.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_273.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_274.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_275.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_276.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_277.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_278.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_279.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_280.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_281.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_282.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_283.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_284.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_285.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_286.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_287.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_288.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_289.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_290.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_291.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_292.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_293.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_294.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_295.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_296.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_297.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_298.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_299.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_300.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_301.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_302.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_303.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_304.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_305.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_306.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_307.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_308.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_309.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_310.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_311.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_312.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_313.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_314.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_315.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_316.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_317.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_318.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_319.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_320.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_321.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_322.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_323.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_324.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_325.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_326.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_327.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_328.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_329.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_330.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_331.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_332.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_333.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_334.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_335.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_336.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_337.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_338.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_339.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_340.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_341.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_342.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_343.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_344.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_345.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_346.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_347.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_348.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_349.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_350.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_351.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_352.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_353.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_354.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_355.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_356.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_357.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_358.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_359.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_360.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_361.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_362.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_363.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_364.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_365.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_366.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_367.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_368.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_369.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_370.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_371.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_372.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_373.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_374.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_375.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_376.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_377.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_378.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_379.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_380.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_381.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_382.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_383.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_384.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_385.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_386.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_387.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_388.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_389.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_390.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_391.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_392.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_393.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_394.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_395.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_396.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_397.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_398.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_399.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_400.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_401.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_402.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_403.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_404.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_405.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_406.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_407.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_408.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_409.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_410.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_411.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_412.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_413.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_414.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_415.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_416.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_417.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_418.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_419.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_420.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_421.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_422.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_423.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_424.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_425.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_426.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_427.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_428.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_429.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_430.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_431.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_432.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_433.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_434.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_435.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_436.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_437.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_438.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_439.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_440.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_441.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_442.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_443.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_444.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_445.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_446.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_447.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_448.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_449.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_450.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_451.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_452.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_453.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_454.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_455.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_456.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_457.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_458.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_459.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_460.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_461.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_462.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_463.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_464.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_465.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_466.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_467.xhtml
notas_a_pie_de_pagina_split_468.xhtml