* El vínculo entre poder y cultura es casi universalmente ignorado por quienes sostienen que está apareciendo, y que así debe ser, una civilización universal, así como por quienes sostienen que la occidentalización es un requisito previo para la modernización. Se niegan a reconocer que la lógica de su argumento les exige sostener la expansión y consolidación de la dominación occidental del mundo, y que, si a las demás sociedades se les deja libres para decidir sus propios destinos, darán vigor nuevo a viejos credos, hábitos y prácticas que, según los universalistas, son enemigos del progreso. Sin embargo, quienes cantan las bondades de una civilización universal no hacen otro tanto, por lo general, con las bondades de un imperio universal.<<