RECONCILIACIÓN
¡La pasión trae padecimiento!—. ¿Quién da consuelo
al apenado corazón que perdió demasiado?
¿Dónde están las horas que tan rápidas se fueron?
¡Para ti lo más bello fue elegido en vano!
Turbio es el espíritu, intrincado el principio,
el mundo sublime se esfuma a los sentidos.
Allí se eleva música con ala de ángeles,
entrelaza en millones sonido a sonido,
al ser del hombre lo penetra constante,
de eterna belleza dejándolo transido.
El ojo se humedece, siente en alta añoranza
el divino valor de sonidos y lágrimas.
Y así el corazón aligerado ve enseguida
que vive todavía y late y latir quiere,
de pura gracia de la ofrenda recibida,
contribuir de buen grado quisiere.
Sintióse así —oh eterno sea el candor,
la doble dicha del sonido y del amor.
1823