UNA GRIS MAÑANA YERTA
Cubre mi campo de amor,
bien oculto en la niebla
yace el mundo en mi redor.
Oh, mi Federica amada,
si a ti pudiera tornar,
en una de tus miradas
hay sol y felicidad.
El árbol en cuya corteza
mi nombre y el tuyo están
el frío viento lo arquea,
que todo placer se irá.
El verde brillo del prado
triste está como mi cara,
no ven nunca el sol amado
ni yo a Federica amada.
Pronto iré yo a la viña
y vendimiaré el racimo.
En redor es todo vida,
ya brota el nuevo vino,
pero en la fronda muda,
ay, pienso si estuviese aquí
le ofrecería esta uva.
¿Qué me daría ella a mí?
1771