¡QUIEN SU PAN SIN LÁGRIMAS COMIÓ,
quien las noches de desconsuelo,
nunca en su cama sentado lloró,
ése no os conoce poderes del cielo!
Hacia dentro de la vida nos lleváis,
dejáis al pobre que su culpa haga
y a la pena después lo entregáis,
pues en la tierra toda culpa paga.