PRIMERA ELEGÍA ROMANA
Respondedme piedras, oh, hablad, altos palacios.
¡Calles decid una palabra! ¿Genio no te agitas?
Sí, todo está animado en tus santos muros,
eterna Roma, sólo para mí calla aún todo tan silente.
¡Oh! ¿quién me susurra, en qué ventana veo una vez
la linda criatura que me abrasa y anima?
¿No presiento aún los caminos por los que siempre, siempre
a ella yendo y viniendo sacrifico el tiempo valioso?
Aún contemplo palacios e iglesias, ruinas y columnas,
como un hombre pensativo en el viaje se comporta.
Pero enseguida se pasa, entonces un único templo
el templo de amor, será el que a los iniciados reciba.
Un mundo sin duda eres tú, oh Roma, pero sin el amor
el mundo no sería mundo y Roma no sería Roma.
1788