NO ME HAGAS HABLAR, HAZME CALLAR,
pues mi secreto es mi deber;
todo mi interior te quiero mostrar,
sólo que el destino no lo quiere hacer.
A su tiempo el curso del sol derroca
la noche oscura que aclararse tiene;
también abre su pecho la dura roca,
ocultas fuentes a la tierra no retiene.
Cada uno busca calma en el brazo amigo,
ahí puede el pecho explayar su lamento,
más sólo un dios podría abrir conmigo
los labios que cerróme un juramento.
1782