NO CANTES EN TONOS TRISTES
la soledad de la noche,
no, ella es belleza que asiste
el convivir de los hombres.
Tal la mujer para el hombre
fue la más bella mitad,
es media vida la noche
y la más bella además.
¿Os alegráis del día
que sólo alegrías divide?
A dispersarnos obliga,
para otra cosa no sirve.
Mas si en nocturna hora
penumbra dulce es la lámpara
y cercanas boca y boca
broma y amor se derraman.
Si el veloz niño travieso,
que salvaje, ardiente, vuela,
por un regalo pequeño
a leves juegos se queda.
Si el ruiseñor a los amantes
amoroso un canto deja,
y lo que es tristeza y cárcel
sólo como ah y ay suena;
con cordiales sobresaltos
no escucháis a la campana
que con doce golpes tardos
promete segura calma.
Por eso en el largo día,
alma mía, has de saber:
su ajetreo trae cada día
y la noche su placer.
1795