EL REY DE LOS ELFOS
¿Quién cabalga por la noche y el viento?
Es el padre con su niño junto al pecho;
Él lleva al chico, lo lleva en sus brazos,
Lo lleva seguro, lo mantiene abrigado.
¿Hijo mío por qué escondes tu cara con miedo?
¿Acaso no ves, padre, al rey de los elfos?
¿Al rey de los elfos con cola y corona?
Hijo mío es sólo una niebla que asoma.
«Ah, niño querido, ven, vente conmigo;
Muy bonitos juegos juego yo contigo,
Flores de colores hay en la playa al lado.
Mi madre tiene algunos vestidos dorados.»
¿Padre mío, padre mío, acaso no has oído
lo que rey de los elfos me promete bajito?
Estáte quieto, niño, quédate quieto;
en las hojas secas susurra el viento
«¿Quieres venir conmigo, lindo muchacho?
Mis hijas deben ya estarte esperando.
Mis hijas abren las nocturnas danzas
y te mecen y te bailan y te cantan».
¿Padre mío, padre mío, no ves a las hijas
del rey de los elfos en la vera sombría?
Hijo mío, hijo mío, veo lo que me dices;
los viejos sauces parecen tan grises.
«¡Te quiero, me atrae tu figura bella
y si no eres dócil usaré violencia!».
¡Padre mío, padre mío, me llega a agarrar!
¡El rey de los elfos me ha causado un mal!
El padre se aterra, cabalga corriendo,
sostiene en los brazos al niño gimiendo,
Con pena y esfuerzo alcanza el cortijo;
En sus brazos ya está muerto el niño.
1782