HATEM
Rizos, prisionero hacedme
en el cerco de la cara.
Amadas, castañas serpientes
no puedo oponeros nada.
Sólo este corazón perdura,
se hincha, joven en flor;
Entre nieve y niebla oscura
surge un Etna en ti de amor.
Tú enciendes como la aurora
de esa cumbre el hondo adentro,
y Hatem siente aliento ahora:
primavera, estío en incendio.
¡Escancia! ¡Otra botella!
¡Este vaso se lo llevo yo!
Si alguna ceniza encuentra
dice: aquel por mi se quemó.
1815