EN EL PASADO PRESENTE
Rosa y lirio en rocío matinal
florecen en el jardín cercano.
Al fondo, frondoso y familiar,
sube las rocas hacia lo alto.
Y rodeado de alto bosque,
y de un castillo coronado,
se inclina el arco de la cumbre
con el valle así reconciliado.
Y allí como antaño huele,
cuando sufríamos de amor,
las cuerdas de mi dulcémele
debatían con los rayos del sol.
La canción de caza al bosque
espiraba plenitud de sonidos,
enardecientes, suavizadores,
tal al pecho necesario o querido.
Eternos brotan los bosques,
con estos, pues, animaros,
dejad que en otros se goce
lo que otrora habéis gozado.
No nos gritará así nadie
que solos nos solemos regalar,
en todas los ciclos vitales
tenéis que poder gozar.
Y con este canto y cambio
de nuevo estamos con Hafis,
pues conviene del día el fin
con gozadores gozarlo.