A BELINDA
Por qué me atraes irresistible,
ay, a ese esplendor,
no era yo feliz, joven apacible,
en la noche sin color.
En secreto en mi cuarto encerrado
a la luna yacía,
todo entero de su luz bañado
me adormecía.
Soñaba con largas horas doradas
de placer bien puro,
sentía tu cara enamorada
del pecho en lo oscuro.
Soy aún el que entre tantas luces
atas a la mesa de juego,
con frecuencia a confrontar conduces
esos rostros sin sosiego.
Más linda me es la flor de primavera
en el campo no tanto.
Ángel, amor y bondad tú eres entera,
naturaleza es tu encanto.
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