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El misterio de la mansión de la horca (2)

¿QUIÉNES SON LAS PERSONAS QUE ENTRAN Y SALEN

EN SETAGAYA DE LA FAMOSA «MANSIÓN DE LA HORCA»?

Se entrevé la sombra de un político. ¿Qué secreto se oculta bajo esta tapadera tan sorprendentemente hábil?

Del número del 21 de diciembre de la revista semanal.

Como ya recogíamos en nuestro número del 7 de diciembre, en la tranquila zona residencial de Setagaya se encuentra «la mansión de la horca», famosa porque cuantos han habitado en ella han sido azotados por la adversidad y han puesto fin a sus vidas, principalmente por ahorcamiento.

[resumen del artículo anterior]

Con todo, tras nuestra investigación sólo hemos podido poner en claro que: cada vez que intentamos identificar al actual propietario de la «mansión de la horca», y sea cual sea la ruta que sigamos, acabamos de forma invariable topando con una pared infranqueable. Cuando, por ejemplo, logramos localizar la empresa constructora que asumió el encargo de levantar el edificio, ésta se negó tajantemente a conceder una entrevista. Por otra parte, y desde el punto de vista legal, la empresa fantasma que adquirió el terreno está completamente limpia, lo que hace que esta ruta también quede sellada. Todo apunta a que cada paso ha sido planificado hasta sus últimas consecuencias, lo que viene a confirmar nuestras sospechas de que allí, en efecto, está ocurriendo algo.

Otro detalle significativo que llamó nuestra atención fue la identidad de la gestoría que participó en la fundación de la empresa fantasma que adquirió el terreno. Nuestra investigación ha revelado que la gestoría en cuestión fue creada hace cinco años como entidad «subcontratada» de una conocida asesoría económica con amplias conexiones dentro del mundo de la política y que juega, en la sombra, un importante papel. Esta «asesoría económica» tiene, de hecho, distintas «entidades subcontratadas» que, como la citada gestoría, son utilizadas a conveniencia con la finalidad de alcanzar determinados objetivos, pero que, a la mínima señal de alarma, son abandonadas. Aunque la «asesoría económica» no ha llegado a ser directamente investigada por la fiscalía del distrito, en palabras de un analista político de un importante rotativo, «la oficina ha sido relacionada en diversas ocasiones con escándalos políticos y resulta obvio que las autoridades la tienen sometida a vigilancia». No es descabellado suponer, por lo tanto, que existe alguna relación entre el nuevo propietario de la mansión y algún político influyente. A la luz de estos hechos, los altos muros que rodean la mansión, el modernísimo sistema de vigilancia electrónica, el Mercedes Benz negro de alquiler, la empresa fantasma minuciosamente planificada… son, todos ellos, indicios que apuntan con mayor insistencia hacia la participación en la trama de algún destacado político.

PRODIGIOSAS MEDIDAS DE SEGURIDAD

Nuestro equipo de investigación sentía interés por aclarar diversos aspectos e investigó, por ejemplo, las entradas y salidas del Mercedes Benz que visita a diario la «mansión de la horca». El número total de entradas y salidas del Mercedes a lo largo de los diez días del seguimiento realizado fue de veintiuna. El vehículo acudió a la casa unas dos veces por día. Las entradas y salidas se efectúan con regularidad. Por la mañana, el vehículo llega a las nueve y sale a las diez y media. El conductor es muy puntual. La hora de llegada no excede nunca, de un día para otro, los cinco minutos de diferencia. Comparado con la regularidad horaria de las mañanas, el resto de entradas y salidas a lo largo del día resulta irregular. La mayor parte de ellas se registra entre la una y las tres de la tarde, pero las horas de entrada y de salida son, en cada ocasión, diferentes. Hay veces en que el vehículo sale menos de veinte minutos después de haber entrado, en otras ocasiones puede llegar a tardar una hora.

De todo esto puede deducirse lo siguiente:

1. Las entradas y salidas regulares de las mañanas indican que alguien se desplaza diariamente al lugar. Los cristales oscuros del vehículo impiden ver el interior y, por lo tanto, se desconoce la identidad del ocupante u ocupantes.

2. Las entradas y las salidas irregulares de la tarde indican la existencia de un visitante. Esta irregularidad de las horas en la entrada y salida se debe, probablemente, a la conveniencia del «visitante». Se desconoce si se trata de una persona o más.

3. Por la noche no se realizan, al parecer, actividades en el interior de la casa. Tampoco se ha podido determinar si alguien permanece en ella, porque las luces no son visibles desde el exterior del muro.

Otro elemento que podemos dar por seguro es que el único vehículo que cruzó la puerta durante los diez días de la investigación fue el Mercedes Benz negro. Aparte de éste, no entró ningún otro vehículo. Tampoco franqueó el portón de acceso al edificio ninguna otra persona. El sentido común nos indica que algo extraño hay en ello. Si «alguien» vive en la casa, desde luego no sale a comprar ni a pasear. La gente sólo entra y sale en el Mercedes Benz de modelo grande con los cristales oscuros. En otras palabras, por alguna razón no quieren que se les pueda identificar. ¿Cuál es la razón? ¿Por qué se toman tantas molestias e invierten tanto dinero en mantener el secreto?

Podría añadirse incluso que la puerta de la fachada principal es el único acceso a la casa. En la parte posterior del terreno únicamente hay un callejón estrecho que no conduce a ningún lugar. No se puede entrar ni salir sin pasar por las propiedades de los vecinos. Preguntamos a algunos de ellos, pero todos señalaron que, por lo que saben, nadie utiliza el callejón. De ello cabe deducir que la casa no tiene salida trasera. Allí sólo se yergue un muro, alto como una muralla.

Durante los diez días llamaron al portero automático instalado en la puerta de la mansión diferentes personas, entre distribuidores de periódicos y vendedores, pero, al parecer, nadie respondió, y la puerta, como cabía esperar, permaneció cerrada. Es de suponer que, en caso de que haya alguien en el interior de la casa, observa a los visitantes a través de la cámara del circuito cerrado de televisión y no responde si no lo considera necesario. Tampoco llega correo ni se recibe ningún paquete por mensajero.

Así las cosas, la única vía de investigación que nos quedaba era seguir el Mercedes Benz y descubrir adónde se dirigía. No resultó difícil seguir aquel Mercedes deslumbrante, que corría a escasa velocidad por las calles, hasta que el vehículo entró en el aparcamiento subterráneo de un hotel de primera categoría de Akasaka. La entrada al aparcamiento está protegida por un vigilante uniformado y por un sistema de seguridad que impide la entrada en caso de no disponer de credencial, hecho que supuso que nuestro vehículo no pudiera seguir adelante. En este hotel se celebran a menudo cumbres internacionales y suelen alojarse en él personajes influyentes. También se hospedan celebridades del mundo del espectáculo de visita en Japón. Aparte del aparcamiento para los clientes normales, el hotel dispone de aparcamientos exclusivos para vips, con medidas especiales para proteger su seguridad y privacidad. Los aparcamientos exclusivos cuentan con ascensores independientes que carecen de toda señalización externa para impedir que pueda saberse, desde el exterior, la planta en la que se detienen. Es decir, que el sistema permite entrar y salir del hotel sin ser visto por nadie. El Mercedes dispone de uno de estos aparcamientos exclusivos para vips. Según la breve y cautelosa explicación que nos dio la dirección del hotel, estos espacios son alquilados «normalmente» por una tarifa especial sólo a entidades jurídicas que cumplan determinados requisitos tras «una rigurosa investigación», pero no hemos podido conseguir información detallada sobre las condiciones de uso o sobre quiénes los utilizan.

El hotel dispone de zona comercial, cafeterías, restaurantes, cuatro salas para banquetes de boda y tres salas de conferencias. Lo que quiere decir que un indeterminado número de personas entra y sale de él desde la mañana hasta la noche. Resulta, pues, imposible determinar la identidad de los ocupantes del Mercedes si no se dispone para ello de una autorización especial. Quienes bajan del vehículo suben en el ascensor exclusivo hasta la planta que deseen y, una vez allí, se pierden entre la muchedumbre. Es evidente que el sistema de seguridad desplegado resulta perfecto. Y lo que se adivina tras él es un uso casi abusivo de dinero y poder. De las explicaciones ofrecidas por la dirección del hotel se desprende que contratar y utilizar uno de los espacios de aparcamiento exclusivos para vips no resulta fácil.

Seguramente en la mencionada «investigación rigurosa» contará la opinión de las autoridades responsables de la protección de los altos dignatarios extranjeros, lo que, por consiguiente, indica la existencia de conexiones políticas. No basta con pagar una importante cantidad de dinero, aunque, por otra parte, no es difícil suponer que el coste ha de ser necesariamente elevado.

[Se omiten las referencias a los rumores según los cuales la mansión es utilizada por una secta religiosa que se agrupa en torno a una importante figura política.]