LIBRO 3

Termópilas, verano 480 a. C.

 

“… Esta noche terminaré. A pesar de que la tormenta enviada por el gran Poseidón ha hundido muchos de los barcos del rey niño, arrastrando con ellos a cuantiosos hombres a la perdición, desde lejos se puede ver que su campamento es enorme. Vosotros mismos habéis escuchado al heraldo, sí, aquél que traía tantas joyas y perfumes que parecía una mujer. ¿Rendición? No.No importan cuántos sean, aquí no pueden luchar más que veinte hombres a la vez, ¡que vengan! ¿Que nos superan en cien a uno? ¡Que vengan! ¡Mi lanza tiene hambre! ¡Joder, menuda cara tiene ese niñato! ¡Que rindamos las armas! Mejor que hagan como ha dicho el rey. ¡Que vengan a por ellas! Ya verán donde se las llevan... Bueno, veo que estáis aquí todos, incluso más. Excelente, porque esta es la mejor parte. No sólo os daré una batalla esta noche, os daré dos. Disculpen mi inexperiencia contando historias, si me reitero en alguna palabra o si no termino de captar vuestra atención. Es que aún tengo la garganta seca, ¿me explico? No, ¡eso no es verdad, jamás en mi vida he estado ebrio! ¡Lo juro por los dioses! Siempre me he sabido medir y de eso podéis dar fe vosotros mismos que habéis compartido conmigo y con mi hermano este fuego. Pero el vino sirve para que mi corazón se haga fuerte mientras narro estos acontecimientos. Da velocidad a mi lengua. Sin este néctar, sobre todo esta noche en que llegaré al final, no tendría las fuerzas suficientes. Sí, es como os lo digo, no os riáis. A pesar de estos brazos y estas piernas, a pesar de todo el entrenamiento, os cuento esta historia y mi corazón se encoje. Porque yo ya sé el final. Así que pongámonos a ello, he de terminar hoy, quizá mañana a esta hora alguno de nosotros ya no esté aquí ¡y no quiera Zeus que se vayan al Hades sin saber cómo acaba esto!...”

Con tu escudo o sobre él
titlepage.xhtml
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_000.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_001.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_002.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_003.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_004.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_005.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_006.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_007.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_008.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_009.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_010.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_011.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_012.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_013.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_014.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_015.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_016.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_017.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_018.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_019.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_020.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_021.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_022.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_023.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_024.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_025.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_026.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_027.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_028.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_029.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_030.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_031.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_032.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_033.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_034.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_035.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_036.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_037.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_038.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_039.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_040.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_041.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_042.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_043.html
CR!WTT9ZNBRE14TN6BAF0JVV01R2F82_split_044.html