El miedo huye cuando tienes la información adecuada.
Las dudas no resueltas se convierten en miedos no aceptados. Si resuelves tus dudas, tus miedos no existirán.
Pero para ello necesitas encontrar a las personas que te puedan ayudar. Cada duda específica necesitará de una persona concreta que te aconseje.
Haz cinco buenas preguntas cada día. Encuentra a esas personas que puedan responderte. Habla, los miedos se desvanecen cuando tienes los datos.
Y si el miedo es grande, en lugar de enfrentarte poco a poco, hazlo a lo grande: enfréntate a la peor versión de ese miedo.