El poder de nuestro organismo para canalizar la nueva información es sorprendente.
Pero muchas veces necesitamos que la intriga no nos mate, que la curiosidad no nos supere. El ser humano puede caer en un pozo de la manera menos esperada y por la razón menos creíble. Por eso cuando algo importante está a punto de pasar en tu vida, debes respirar, tomarte treinta minutos de descanso, no hacer nada, quedarte tumbado o escuchar música, bailar, cantar, sonreír y esperar.
Dejar que la curiosidad desaparezca y la intriga no tenga importancia. Entonces podrás acceder a esa información y decidir cómo vas a encararla tanto si es positiva como si es negativa.