¿Cuántas veces abandonamos luchas que teníamos ganadas?
¿Cuántas veces tiramos la toalla porque por edad, inteligencia o tiempo pensábamos que era imposible conseguir aquello ansiado cuando en realidad ya lo habíamos logrado?
Los objetivos ansiados jamás van en línea horizontal, sino en pendiente y, mientras subimos hacia ellos, nos parece que avanzamos poco aunque los tengamos al alcance del alma.
¡Nunca tires la toalla, jamás en la vida! Con las toallas te secarás el sudor y te sentirás más fresco para alcanzar tu objetivo final.
Ama la dificultad, lo fácil no tiene valor.