LOS PÁJAROS
Los niños de Managua venden pájaros.
Saben cantar en medio del invierno,
no conocen el frío,
imaginan la nieve como un momento hermoso
imposible en sus vidas,
conocen el temblor bajo los pies,
cuentan historias tristes mientras la gente huye,
hacen silbar sus pájaros de arena,
hacen sonar el viento
como quien pide ayuda en un naufragio.
Pero todo es naufragio.
Los ahogados, sentados en las plazas,
reconocen la paz que el tiempo ha sometido
con balas que mordieron en la espalda
a algunos hombres tristes.
Los niños de Managua sueñan con ser pelícanos
y buscan un océano,
y golpean sus rostros contra el agua
hasta perder la vista.
Los niños de Managua
tienen las manos llenas de colores,
miran al cielo y vuelan hasta San Juan del Sur,
logran ser como pájaros
que abandonan las manos de la muerte,
las sucias manos pobres del desierto.