EL POETA Y LOS SIGNOS

A Álvaro Urtecho

Uno deja de reconocer

al hombre en las palabras,

aquellas palabras que un día se levantaron

tras el peso de las piedras.

Las palabras desprenden signos

que el hombre cierne

sobre la persistente luz,

sobre la melodía que desiste en la hierba.

El olvido se filtra en cada signo,

y ese balbuceo final

—inaudible para todos—

son palabras que el hombre devuelve al mundo;

palabras que le fueron dadas al nacer,

convertidas ya en puentes, cavernas,

en hilos de arena y humo.

Algún día las palabras volverán a ser hombres,

otra vez puentes,

huellas contra el temblor de la vida,

túneles hacia la libertad.