STEFANIA, 1939

I

No dejes que me llueva dentro,

dijo al despedirse

le dijo a Dios, tal vez, esas palabras

porque su madre no escuchó de ella ni una queja

ni un suspiro.

Ese día en Warszawa, octubre, 1939

el temporal bajaba por las calles,

sin detenerse

Y ella tenía su maleta lista,

su abrigo negro

y sabía que vendrían los soldados.

Pero no sabía lo de la lluvia,

para esas cosas no estaba preparada.

II

Eran cinco

Agnieszka Halina Olga Ewa Stefania

en esa foto

tomadas del brazo.

Domingo, seguro.

Día de cine

en la calle transversal.

Trece años, o catorce:

el cabello marcado con bigudíes,

el distintivo de la szkoła

los vestidos almidonados

como todas las muchachas en Warszawa

antes del levantamiento y del servicio diario

de trenes a Dachau.

Antes de que

fusilaran a Agnieszka contra la pared de su cuarto

y reclutaran a Olga para coser heridas en el Hospital
Nacional

antes de Halina enferma de tifus

Ewa escondida con su tía en una granja en Zamo´s´c

y Stefania en un convoy a Siberia

escondiendo la foto

en el bolsillo interior de su abrigo negro.