PROLEPSIS INVERTIDA
Todo el horror que existe cabe en unos ojos
si el precio de mirar es la propia cabeza.
Hay hombres condenados a la tela de juicio
relámpagos sin dueño
hijos de las afueras.Bajo la piel erguida de Jean Jacques
preside la simiente del volcán.
Le complace pensar: Cuando miro impasible una injusticia
me convierto a mi vez en el cuchillo.Se hicieron prisioneras de golpe las ideas
al cuello les colgaron nombres propios.
La justicia con ira se transformó en grillete.
No queda sitio para los no afiliados
los huérfanos de lemas
portadores de antorchas.Claudette te amaba. Como yo amo a Jean Jacques.
Con el bullicio insomne de la sangre
y la fe primitiva del guerrero.
La piel es una patria con las dudas resueltas,
la única tierra firme de los supervivientes.Huyó Jean Jacques.
A pesar del desgarro
Claudette le ayudó a hacerlo.París era una hoguera incapaz de quemar.
La ciudad que no alberga a quien se ama
sólo genera ya dolor imaginario.
No había vuelto a verte hasta el pasado invierno.
El frío secular me hizo extrañarte tanto.Esférico, tu cuerpo sucede ahora en Madrid
y continúas odiando la mezquindad del mundo.
Cada semana me subo a este vagón
que anuda lo inclinado con lo premonitorio.
Son oscuros los pájaros, los bosques son hermosos.
El trayecto del tren es un instante
entre mil setecientos noventa y dos mil diez.
¿Existe alguna tierra donde los latidos
son los creadores del propio corazón?El tren proviene siempre del futuro
como una flecha contra la memoria.
¿De quién es hoy tu voz?
¿Y quién es la que te ama?
Viajo en tren hacia el fondo del destino.
Jean Jacques, Claudette, tú y yo
sumamos sólo dos.