CADA CUATRO AÑOS NACE UNA POETA SUICIDA

A Sexton, Plath y Pizarnik
Nacidas en 1928, 1932 y 1936

Cada cuatro años la muerte

abre la llave del gas de una cocina,

se fuma un cigarrillo en el sofá y espera.

Otras veces enciende el motor de un automóvil

dentro del garaje

y canta Chair in the Sky,

un poco de jazz no despertará

a las muñecas recién maquilladas, piensa.

Cada cuatro años la muerte toma

anfetaminas para adelgazar,

pero se le pasa un poco la mano

y ya no despierta.

No se pone triste, ni alegre, ni neurótica, no,

pero cada cuatro años

la muerte amanece lúgubre

y observa la tarde roja

desde una ventana.

Alguien trata de invocarme, dice,

y cierra amargamente los ojos.

A mí me da pesar, no sé, es como si ella quisiera
decirnos

o contarnos algo desde su delgado rostro blanco,

como si estuviera cansada de estrangular mujeres.

Yo la conozco muy poco,

pero me consta aborrece su funéreo oficio.

Últimamente la han visto respirar

cierto aire suicida.

Cada cuatro años a la muerte

se le irritan los ojos,

sabemos que ha llorado, lo sabemos,

pero callamos,

sabemos también que busca algún vientre

y como ella no tiene el privilegio de la carne materna

aferra entonces sus fríos y delgados dedos

en el primer ombligo que encuentra.

Por eso cada cuatro años algunas niñas

ya vienen muertas.