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Nave de Descenso Barbarossa

Coventry

Provincia de Coventry, Alianza Lirana

12 de junio de 3058

Mientras observaba al grupo de líderes militares que se dirigía a Coventry a toda velocidad, Victor advirtió mucha menos tensión de la que esperaba en la atestada cabina de instrucciones. Desde el principio, se había preparado para recibir todo tipo de críticas, desde la nominación del capiscol marcial como líder de la expedición hasta la suya propia como segundo al mando. En realidad, la ausencia de críticas era para él una muestra más de la gravedad de la situación que atravesaban.

Pensaba que el grupo rompería la línea que marcaba la lealtad hacia su hermana y hacia él mismo. De ese modo, los Caballeros de Esfera Interior de la Liga de Mundos Libres y los Asaltantes de Harloc de la Confederación Capelense habrían formado coalición con los Undécimos Guardias Liranos. Los tres regimientos de los Dragones de los Lobos también se habrían unido al grupo, pero la general Maeve Wolf, comandante de los Dragones, era demasiado lista para dividir la fuerza con la intención de calmar a su gente.

Wu Kang Kuo, comandante de los Asaltantes de Harloc, había abandonado su postura neutral para apoyar la propuesta de Victor. Había pasado mucho tiempo hablando con Kai, hecho que había sorprendido a Victor, hasta que Jerrard Cranston le recordó que Kai se había enfrentado y había derrotado a Wu en algunas de las luchas de Solaris. Victor suponía que se trataba de una especie de deuda de honor que sólo podía mejorar las cosas.

Igual de sorprendente era la postura que había adoptado Paul Masters, comandante de los Caballeros de la Esfera Interior. Se mantenía más neutral que Wu, pero había participado en debates a favor de la unidad. Su única preocupación era el mando directo de las fuerzas. Aunque reconocía que respetaba la experiencia de Victor, no quería que asignase misiones peligrosas a su unidad en un intento de recompensar a los Caballeros por su intervención en la reciente invasión de la Marca de Sarna de Victor. A todos les parecía la decisión más lógica, y por eso, los Caballeros se habían unido a los Dragones con la intención de participar en el mando.

La única obstruccionista resultó ser la mariscal Sharon Byran, de los Undécimos Guardias. Puesto que Coventry era un mundo de la Alianza Lirana, ella sostenía que, como representante de la arcontesa, debía ejercer un papel de mando en la planificación y la puesta en marcha de la expedición. No tardó en alienar a los mercenarios con la excusa de que su compromiso era sospechoso porque cobraban por luchar. El coronel Dan Allard recordó que los Undécimos Guardias Liranos habían escapado de la lucha con la Liga de Mundos Libres y había propuesto que si el destacamento decidía retirarse antes de iniciar la batalla recurrirían a ella para pedirle consejo. Aquellas palabras acallaron a Sharon, pero Victor sabía que no estaba conforme.

El capiscol marcial se puso en pie en un extremo de la mesa negra.

—Ésta es nuestra última sesión informativa antes de enfrentarnos a los Halcones en Coventry. El primer contacto será sólo por radio. Creemos que los Halcones de Jade emitirán un desafío para decirnos cuántas unidades utilizarán para defender el planeta contra nuestra fuerza. Aquellos de ustedes que se han enfrentado a los Clanes anteriormente ya conocen el proceso. Los Clanes negociarán el tamaño y la potencia de las fuerzas que participarán en el combate como una especie de sacramento.

Focht señaló a Ragnar.

—Como saben, gran parte del Clan de los Lobos ha desertado de los Clanes y reside ahora en Arc-Royal. El Khan Phelan Kell envió a Ragnar para que nos ayudara en los análisis y las negociaciones con los Halcones de Jade. El príncipe Victor y yo confiamos plenamente en él. Lo primero que haremos será negociar con los Halcones de Jade, y una negociación fructífera puede ser el primer paso hacia la victoria.

Dan Allard se separó de la pared en la que estaba apoyado y levantó una mano.

—¿Se negociará la exclusión de la lucha de algunas unidades? Si es así, ¿qué protocolo seguirán para hacer la selección?

Maeve Wolf miró al Demonio de Kell.

—¿Le preocupa como a mí que su unidad quede excluida, Dan?

—Exacto.

Victor alzó ambas manos.

—Créanme cuando les digo que mantendremos la cohesión de la unidad. Maeve, usted ya tiene tropas en tierra, así que sólo quedará excluida en el supuesto de que la negociación vaya tan mal que acordemos un combate de advertencia. Esperamos que no sea así, pero Ragnar me ha explicado que no podemos saber con certeza lo que nos encontraremos.

»En cuanto a su pregunta, Dan, el protocolo es simple: hemos dividido las fuerzas convocadas en dos grupos. El primer grupo son esas unidades con interés tangencial en el resultado. Lo digo para no subestimar su participación, y sé que este asunto incumbe a toda la Esfera Interior, pero parecía la mejor forma de analizar la situación. Las unidades de esta fuerza son el Primero de Genyosha, los Demonios de Kell, los Caballeros de la Esfera Interior, los Asaltantes de Harloc y los Primeros Lanceros de Saint Ivés. Si decidimos eliminar unidades, se excluirán de este grupo por lote, y los Demonios sólo quedarán fuera si disponemos de dos regimientos.

La lógica de la selección no pareció sorprender a ninguno de los presentes. Victor esperaba contar con los Genyosha y los Primeros Lanceros de Saint Ivés para lo que él veía como el grupo principal porque su reciente entrenamiento en Tukayyid sería de gran ayuda para combatir a los Halcones. Aun así, el capiscol marcial había expuesto unos argumentos excelentes sobre la necesidad de decidir el grupo excluido a favor de las unidades que Victor había traído porque el grupo principal se decidiría de forma similar. Se podía decir que los Dragones, la Guardia Pesada Davion y la Galaxia Invasora de ComGuardias eran los que residían en el campo de Victor. Los Undécimos Guardias Liranos eran la única fuerza leal a Katherine que participaría en la lucha. Aunque los Asaltantes de Harloc y los Caballeros de la Esfera Interior se incorporasen a la fuerza principal por selección aleatoria, el peso de las tropas implicadas seguiría favoreciendo a Victor.

Paul Masters se frotó la barbilla.

—Entonces, ¿cuándo sabremos si volvemos a casa?

Focht esbozó una sonrisa tranquilizadora.

—Todavía falta un poco.

—Pero los Halcones no tardarán en establecer contacto. Quedan dos días para el anochecer planetario. Es seguro que su selección estará lista para entonces porque los planes tienen que estar hechos. De lo contrario, un aterrizaje disputado podría provocar el caos.

Victor hizo un gesto de asentimiento.

—Podría, pero no será así.

Sharon Byran lo fulminó con la mirada.

—El exceso de confianza no es una virtud en un guerrero.

—Tampoco lo es la tendencia a sacar conclusiones antes de tiempo —dijo Victor, cruzándose de brazos—. Los Halcones de Jade son el Clan más tradicional. En general los Clanes no suelen disputar las zonas de aterrizaje. No sabremos si lo harán hasta que se pongan en contactó con nosotros para la negociación preliminar.

—Pero son ellos los que decidirán si quieren intervenir en nuestro aterrizaje.

—Cierto, pero no atacarán antes de negociar —dijo Victor con una leve sonrisa en los labios—. Los Halcones de Jade tienen la costumbre de conceder el derecho de safcon a sus enemigos, es decir, garantizar libre acceso al campo de batalla donde se entablará la lucha. Según Ragnar, este derecho se concedió incluso a la fuerza de los Lobos que atacó Wotan en la reciente guerra entre los Lobos y los Halcones. Tenemos que aprovechar esta tradición suya.

Byran lo miró, desafiante.

—¿Y si la rechazan?

Ragnar se puso en pie a la derecha de Focht.

—No lo harán.

—¿Cómo puede estar seguro? —preguntó Byran con las facciones distorsionadas por el enojo—. Serían estúpidos si no nos atacasen durante el aterrizaje.

—Son los Halcones de Jade, mariscal Byran. Valoran más la tradición y la forma que la lógica. La derrota no les asusta tanto como saltarse su rígido código de conducta. Safcon permite a los guerreros entrar desarmados en un campo de batalla y hégira les permite salir. Los Halcones de Jade tienen cientos de derechos y tradiciones así. Son como los guerreros del Condominio y su Código de Bushido.

Byran se volvió hacia Victor.

—Si confiáis en estas necedades del Clan, supongo que vuestra Guardia Pesada será la primera unidad en aterrizar, ¿no?

—Con mucho gusto.

—Pero no será así —dijo Anastasius Focht con voz grave y chispas en los ojos—. Los Halcones amenazan la tregua que ganó ComStar. Los ComGuardias irán primero.

Byran sacudió la cabeza.

—Sangrarán con la misma facilidad que cualquier ManFed.

—Como fue la sangre de la ComGuardia la que ganó la tregua, mariscal Byran, no veo qué hay de malo en que la sangre de la ComGuardia la mantenga —dijo el capiscol marcial, desviando la mirada hacia la luz roja que se había encendido en el extremo de la mesa—. Príncipe Victor, agradecería que vos y Ragnar se reunieran conmigo. Ha llegado el momento de invocar safcon e iniciar la reconquista de Coventry.