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Ciudad de Tharkad

Tharkad

Distrito de Donegal, Alianza Lirana

20 de febrero de 3058

Tormano sentía la tensión en el cuello y los hombros. El mapa holográfico que flotaba en el aire por encima de su escritorio mostraba un punzón verde en medio del azul Steiner de la Alianza Lirana. Los ataques a Recife, Ellengurg y Guatavita no dejaban duda de que Coventry sería el siguiente objetivo.

Y Tharkad se encuentra a sólo cuatro saltos de Coventry. Si los Halcones de Jade mantienen la velocidad actual llegarán a Tharkad el uno de abril. Tormano memorizó aquella fecha y habría sacudido la cabeza de no haber sido porque le dolía demasiado para mover la barbilla de la palma de la mano.

Lo que lo confundía era la lucha entre el yang y el yin, lógica e ilógica, en relación con la agresión del Clan. Era obvio que el avance parecía un intento de apoderarse de Tharkad y eliminar a la Alianza Lirana de la lucha contra los Clanes. Aquélla era una buena estrategia a varios niveles. Si Tharkad no intervenía, las diversas facciones de la Alianza Lirana quedarían al margen y tendrían que convertirse en estados vasallos del Clan o resistir todo lo que pudieran antes de que la marea del Clan las engullese.

La pérdida de Tharkad también obligaría a Victor Davion a desviar la atención de los problemas del Condominio y preocuparse por los de una nación que decía ser suya. Davion se vería obligado a luchar en su propio territorio para liberar a un pueblo que se había sentido arrinconado por él. Si no defendía a los liranos, la Liga de Mundos Libres tendría que avanzar desde la frontera hacia el frente del Clan para crear una zona parachoques que les impediría luchar en sus propios mundos para hacer frente a los invasores. Si aquello ocurría, las posibilidades de unión de la Mancomunidad Federada eran nulas.

Pero también era un problema ver la acción del Clan como una estrategia brillante. En primer lugar, un ataque para forzar a Victor a abandonar su apoyo al Condominio en defensa de la Alianza significaría que los Clanes estarían actuando como una unidad, ya que la acción de los Halcones también beneficiaría a los Jaguares de Humo y a los Gatos Nova. Pero la reciente deserción de los Lobos de la Alianza Lirana era una evidencia clara de que los Clanes no se movían al unísono.

Después de que había explotado ese pequeño mito, Tormano tenía que ver cómo los Halcones de Jade se beneficiarían del ataque. Si se apoderaban de Tharkad, los liranos quedarían al margen de la lucha, pero las FAAL no habían intervenido mucho en las actividades al otro lado de la frontera. Nondi Steiner se había concentrado en mantener la calma en la línea fronteriza y en hacer frente a las incursiones de los Halcones de Jade. No había invadido el espacio de los Halcones y, aparte de la operación de los Demonios de Kell el año anterior, Tormano no sabía de ningún ataque de la Alianza Lirana, al territorio ocupado por el Clan.

Pero el objetivo de la avanzada era más acuciante que la falta de motivos para llevarla a cabo. Tharkad era un objetivo lógico, pero los Clanes nunca habían mantenido en secreto que la meta final de la invasión era la Tierra. El Clan que se apoderase de la Tierra sería el más fuerte de todos. Ese Clan establecería y dirigiría una nueva Liga Estelar, con el método de los Clanes como modelo para la humanidad. Sólo la defensa de Tukayyid por parte de ComStar los había detenido.

Tharkad no es la Tierra. Tharkad sería un objetivo lógico si su captura permitiese la aproximación de los Halcones a la Tierra, o les confiriese alguna otra ventaja para apoderarse del planeta; pero no era así. Aunque se extendía un vasto territorio de la Alianza Lirana entre la posición más avanzada de los Halcones y la Tierra, la República Libre de Rasalhague y gran parte del Condominio Draconis estaban en la misma situación. Además, Tharkad se encontraba a un salto más de distancia de la Tierra que Quarell. Si las tropas del Clan se desplazaban de Tharkad a la Tierra, pasarían por la frontera de la Liga de Mundos Libres, e indudablemente Thomas Marik tomaría medidas para proteger su reino.

Nondi Steiner había declarado que los Halcones tenían planeado cruzar la línea de tregua y provocar una guerra entre ComStar y todos los Clanes invasores. De ese modo, las tropas de ComStar se unirían para detener a los Halcones en la Alianza Lirana antes de que llegasen a la Tierra. Aquello tenía cierto sentido, pero Tormano dudaba que Nondi hubiera averiguado su estrategia.

No están actuando como cuando llevaron a cabo la primera invasión.

Cuando los Clanes se adentraron por primera vez en la Esfera Interior, atacaron, conquistaron y retuvieron los mundos en sus pasillos de invasión. En ese momento, los Halcones de Jade aterrizaban en un mundo, derrotaban a los defensores y se iban. Seguían venciendo, pero, a diferencia de la invasión inicial, ya no aplastaban a los defensores planetarios. Se llevaban provisiones de los mundos que atacaban, pero no en lote, sino como un ejército que se alimentaba de la tierra por la que pasaba.

La teoría de Nondi era que los Halcones abandonaban los mundos a los que atacaban porque sabían que no podían retenerlos. Citaba unos informes de rendimiento que demostraban que los Halcones eran menos eficaces que en la primera invasión, ocho años atrás. Tormano creía que esas estadísticas eran poco fiables y, por lo tanto, insignificantes.

El caso era que los Halcones habían acabado con todo lo que las EAAL habían utilizado en su contra.

Pero el simple hecho de que no entendiera la razón del ataque de los Halcones de Jade no significaba que no la tuvieran. Por lo que Tormano sabía, el ilKhan al que acababan de elegir podría haber decidido que la Tierra era un objetivo inútil y haberlo desplazado a Tharkad. Así, los Halcones de Jade habrían ganado la apuesta de ser el Clan invasor. Tras su caída, tal vez se habrían dirigido a Luthien, y así sucesivamente, hasta conseguir desmenuzar y escindir toda la Esfera Interior.

Tormano cerró los ojos para aliviar el escozor, pero seguía viendo los puntos de luz que había estado observando con atención. Aunque no entendía por qué los Clanes se dirigían a Tharkad, no podía pasar por alto aquel hecho. La seguridad de la capital de la Alianza Lirana era primordial, ya que si caía no se podría organizar ninguna defensa contra los Clanes.

Esbozó una sonrisa. Y tener OmniMechs de los Clanes en dirección a la Tríada no es lo que yo considero buena suerte. La última vez que pensé en pilotar un ’Mech fue hace décadas y es mejor olvidar esos días.

Abrió los ojos de nuevo y solicitó la disposición y las ubicaciones de las tropas. Quería reunir en Tharkad las unidades de las FAAL más eficaces y leales, ya que desde allí se podría detener cualquier contraataque, y aquellas unidades defenderían férreamente a la arcontesa y su hogar. En Tharkad tenía que acabar la incursión del Clan.

Pulsó varias teclas y contó el tiempo que tardarían las naves en desplazarse hasta Tharkad. En el mejor de los casos, las tropas tardarían dos meses en llegar, unas dos semanas después del ataque de los Halcones. Pero pese al problema que aquello suponía, el retraso era inevitable, ya que las leyes de la física y las limitaciones de la tecnología implicaban que el quince de abril era la fecha mínima de llegada de la fuerza que defendería el mundo.

Si no consigo que lleguen antes, tal vez pueda detener a los Halcones. Coventry era el siguiente objetivo obvio de los Halcones de Jade. Estimaba su llegada al lugar en poco más de tres semanas, es decir, a mediados de marzo. La diferencia entre Coventry y los otros objetivos de los Halcones era que Coventry contaba con tres importantes fuerzas de ’Mechs: la Milicia de la Marca de Donegal de Coventry, los Décimos Soldados de Skye y el Cuadro de la Academia Militar de Coventry. Aunque el Cuadro de la Academia sólo utilizaba ’Mechs viejos para entrenar, los cadetes sustituirían la falta de armas por su entusiasmo. La Milicia era una unidad mezclada que disponía de blindaje y elementos aeroespaciales además de ’Mechs. Los Soldados, aunque eran una tripulación débil, parecían buenos en la holografía.

Con esas tres fuerzas y algunas unidades de guardias personales de los diversos nobles que vivían en Coventry, los Clanes encontrarían más resistencia de la que habían afrontado hasta el momento. Si la gente del lugar conseguía retenerlos lo suficiente, podrían incluso enviar refuerzos a Coventry para acorralar a los Halcones y asegurarse de que no salían del mundo.

Las tropas que envíe a Coventry tendrán que ser muy buenas y capaces de realizar operaciones independientes. Enviaría a los Demonios de Kell, pero dudo que se dignasen responder a mi petición, pese a estar más cerca de Coventry que mi otras opciones. La Caballería Ligera de Eridani era una unidad mercenaria con una historia que se remontaba a la Liga Estelar y una reputación que no tenía nada que envidiar a la de los Demonios de Kell o los Dragones de los Lobos. Habían luchado bien durante la primera invasión de los Clanes, y su presencia cerca de la Periferia explicaba por qué los Halcones la habían esquivado y se encontraban en su actual vector de ataque. Los cálculos indicaban que podían llegar a Coventry a principios de abril. Aunque era demasiado tarde para hacer frente a los Clanes en Coventry, la fuerza podría seguir de cerca a los invasores y hacerles frente en cualquier otro mundo que atacasen.

La segunda unidad que quería emplear era los Dragones de los Lobos. Aunque los cinco regimientos estaban en Outreach, los Dragones tenían Naves de Salto suficientes para enviar al menos dos de sus regimientos a principios de abril. Como Tharkad se encontraba exactamente entre los dos puntos, los Dragones podían quedarse en Tharkad si la situación de Coventry se resolvía antes de lo esperado, o dirigirse a otro mundo para luchar contra los Halcones.

Si traía los otros tres regimientos de los Dragones a Tharkad, fortalecería la defensa del mundo, pero quería una unidad que fuese más de su gusto. Tormano sabía que si los Clanes conseguían llegar a Tharkad, lo último en que pensarían los fieles ciudadanos liranos sería en salvar su vida y evacuarlo. Era fácil imaginar a Katrina —si volvía a tiempo para ver la caída del mundo— exhortando a su pueblo para luchar por ella hasta el final, y él sabía que lo haría.

Y acabarían culpándonos a mí o más probablemente a Victor de la caída de Tharkad.

Por esa razón, quería traer a Tharkad una unidad mercenaria que le fuera personalmente leal y velase por sus intereses. Hacía años que les pagaba una cuota por si alguna vez los necesitaba, ya fuera para que luchasen por él o, sobre todo, para ayudarlo a escapar si Thomas Marik o Sun-Tzu Liao decidían matarlo. Eran una unidad competente, con una buena reputación, aunque todavía mantenía su largo feudo con los Dragones, a pesar de que Wayne Waco se había retirado. Reunir a los Soldados de Waco y a los Dragones en cualquier mundo era una potente receta para el desastre, pero las ventajas pesaban más que el riesgo.

Tormano se llevó la mano a la nuca y se frotó los músculos en tensión. Tendré que pasar estos ajustes a Nondi, pero sé que los aprobará, del mismo modo que continuará el bloqueo informativo de los mundos invadidos. Mis acciones le permitirán concentrarse en la operación directa contra los Halcones y olvidarse de todo lo demás.

—Espero, arcontesa Katrina, que traigáis buenas noticias a vuestro regreso, pero, sobre todo, que regreséis pronto, con buenas o malas noticias —dijo Tormano, estremeciéndose de dolor—. Cuando acepté este trabajo, no pensé que viviría para ver la muerte de la Alianza Lirana.