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Borealtown, Wotan
Zona de ocupación de los Halcones de Jade
11 de diciembre de 3057
Vlad se movió en el asiento de mando del Warhawk que había obtenido de un antiguo Lobo. Se sentía inquieto dentro de la cabina, pero no por la escayola del brazo. Se había quitado el yeso de la palma de la mano para sujetar mejor la palanca de mando lateral de la mano izquierda. De vez en cuando, sentía unas punzadas de dolor cuando movía la mano y sabía que tendría que volver a curarse el brazo después del combate, pero no preveía dificultades en la lucha contra el Khan Vandervahn Chistu.
Su incomodidad se debía a la rapidez con la que había desaparecido de Wotan todo rastro del Clan de Lobos y, seguramente, del resto del territorio de los Clanes. El Warhawk había entrado en combate el día diez, pero cuatro días más tarde ya estaba arreglado y pintado con los colores de los Halcones de Jade. Su propio neurocasco se había roto en la lucha y entonces llevaba uno pintado de verde. Sabía que era idéntico al gris que había dejado en la carcasa de su Timber Wolf, pero por algún motivo no acababa de adaptarse a él.
Se deshizo de sus pensamientos cuando Chistu dirigió su Gladiator a la cima de la colina de gobierno. El BattleMech estaba exactamente igual que cuando Vlad lo vio la noche en que murió Ulric. El ’Mech humanoide, prístino y sobrecogedor, tenía unas dimensiones que recordaban a las del propio Chistu. Al final del brazo izquierdo, se encontraba la boca del arma más poderosa, un cañón automático Ultra, capaz de disparar artillería suficiente de corto alcance para arrancar de cuajo cualquiera de las extremidades del Warhawk. El brazo derecho contenía el cañón proyector de partículas de extenso alcance, que proporcionaba al ’Mech los disparos de larga trayectoria. El pequeño láser de vasto alcance completaba el inventario de armas. Este láser no era de gran utilidad en combate, ya que no causaba graves daños. En la batalla contra Ulric, había servido para proporcionar datos de selección del objetivo, utilizados por otros Halcones para lanzar misiles múltiples al ilKhan.
El Warhawk, por el contrario, ni siquiera tenía una estructura humanoide. Las patas se doblaban hacia atrás a la altura de las rodillas, y el torso estaba inclinado hacia adelante sobre los pesados pies con forma de garra. Los brazos cortos y esbeltos contenían tanques de armas paralelos al prominente torso del ’Mech. Él piloto se encontraba en la cabeza del ’Mech, instalada en el centro del torso, y estaba más cerca del enemigo que las armas. La forma inhumana del ’Mech dejaba claro que no era más que una máquina creada para triunfar en la crueldad de la guerra.
Vlad no había seleccionado un ’Mech cualquiera. Tenía más armamento que el Gladiator de Chistu y un perfil de selección del objetivo más preciso. Los CPP gemelos de extenso alcance doblaban el poder de largo alcance del Gladiator. También contaba con dos láseres de pulsación larga, que aumentaban la capacidad del ’Mech para arremeter desde lejos. Si Vlad conseguía mantener el ’Mech fuera del alcance del cañón automático y arremetía contra el CPP de extenso alcance del brazo derecho del Gladiator, Chistu no podía causarle graves daños.
Y yo tengo un ordenador de selección del objetivo. El ordenador le permitiría concentrar el daño causado por sus armas si el programa obtenía una solución de disparos correcta, pero en medio del combate, con ambos ’Mechs moviéndose y reaccionando ante los innumerables ataques, no era seguro conseguir la solución de disparos apropiada. No obstante, si el ordenador la lograba en el momento preciso, la lucha acabaría rápidamente.
De lo contrario, tardaré más en matarlo. Vlad encendió la radio.
—Soy el capitán de estrella Vlad, de los Lobos. Estoy aquí para desafiar al Khan Vandervahn Chistu y rechazar la absorción de mi Clan por los Halcones de Jade.
—Y yo soy el Khan Vandervahn Chistu, de los Halcones de Jade, y estoy aquí para responder a su desafío. Que el resultado de la batalla revele la verdad de este asunto.
—¡Seyla!
Vlad pulsó un interruptor para que su sistema de objetivo redujera la panorámica de 360º de la zona en la que se encontraba el ’Mech a un arco holográfico de 160º. Unas barras rojas definieron los extremos de su arco de disparo delantero, y el retículo dorado se situó en medio del holograma, hasta tapar el Gladiator de Chistu.
Se oyó la voz de Chistu a través de los auriculares del neurocasco.
—Este lugar es idóneo para la lucha.
La lucha anterior había ennegrecido toda la cima y había arrasado los diversos edificios gubernamentales que rodeaban lo que en otro tiempo había sido un parque circular. Cuando Vlad vio la zona por primera vez, la arquitectura helenística le confería un aire de paraíso olímpico.
Y la emboscada que mató a Ulric la convirtió en un campo osario. Vlad sonrió cuando el punto rojo empezó a parpadear en medio del retículo y se oyó un timbre en la cabina.
—Sí lo es, Vahn Chistu, porque este lugar ya está ungido con la sangre de un Khan.
Cuando el Gladiator dio un paso al frente, Vlad apretó los gatillos. El rayo del CPP se clavó en el lado derecho del pecho del ’Mech y le perforó el brazo. El blindaje de ferrocerámica se fundió y descendió por un lateral del ’Mech. Los láseres gemelos de pulsación larga del Warhawk bombardearon el distante objetivo con dardos energéticos verdes, abrieron la espuma del blindaje del brazo derecho del Gladiator, arrancaron el blindaje restante y desvencijaron los huesos de ferrotitanio y las fibras de miómero que constituían el brazo.
Una ola de calor se apoderó de la cabina del Warhawk. Al disparar todas las armas, Vlad había puesto a prueba la capacidad del ’Mech para liberarse del exceso de energía térmica. El hedor a plástico caliente impregnó sus fosas nasales. Sabía que aquella táctica era arriesgada y que podía hacerle tanto daño a él como a su enemigo, pero mientras más fuerte golpease a Chistu en el ataque inicial, menos duraría la lucha y menos oportunidades tendría Chistu de hacerle daño.
El Khan de los Halcones de Jade consiguió estabilizar su ’Mech, pese al cambio de equilibrio después de perder tres toneladas de blindaje. El CPP del brazo derecho del Gladiator apuntó al Warhawk. El rayo azul destruyó el brazo derecho y le hizo perder casi una tonelada de blindaje ferrofibroso, lo que redujo la protección de aquella parte del ’Mech de Vlad más de un cincuenta por ciento, cantidad suficiente para soportar otro ataque.
Al mismo tiempo que controlaba el nivel calorífico de su ’Mech, Vlad disparó al Gladiator con los CPP y desplazó el ’Mech hacia atrás para conseguir un alcance óptimo. Ambos rayos se insertaron en el blindaje del pecho del Gladiator. Uno de ellos destrozó varias capas del blindaje del corazón del ’Mech, y el otro atravesó el flanco derecho. Unos espantosos destellos de luz iluminaron el interior del torso y una nube de humo rodeó el pequeño láser de emergencia del lado derecho del ’Mech.
Vlad sonrió cuando su ordenador le indicó que el ’Mech de Chistu estaba sufriendo un aumento calorífico. El disparo del torso debe de haber dañado la protección del motor. Está acabado, y lo sabe.
Chistu contraatacó al Warhawk con el cañón proyector de partículas, y una saeta de rayo sintético alcanzó el lado izquierdo del ’Mech. Las placas de blindaje ferrofibroso se desprendieron de la herida y cayeron al suelo; detrás quedó una estela humeante que marcaba la línea de retirada del ’Mech. Con el daño infligido en el lado izquierdo y el brazo derecho, Vlad no podía disparar a Chistu con precisión. Malditas tácticas. No quiero contribuir a la presunción de Vahn Chistu haciéndole creer que sus ataques me han causado daños.
Vlad colocó el retículo dorado sobre el desvencijado perfil del Gladiator. Cuando el punto rojo parpadeó en medio del retículo, pulsó con fuerza los gatillos y disparó las cuatro armas. Sólo uno de los CPP y uno de los láseres alcanzaron el objetivo y abrieron una brecha en el lado derecho del torso del Gladiator. Las explosiones desprendieron trozos fundidos de las estructuras internas del ’Mech. El brazo derecho, desprovisto de todo apoyo, se desprendió y cayó al suelo. El blindaje del corazón del ’Mech empezó a hervir y arrancó el torso central de protección de la máquina.
El hecho más devastador fue la incapacidad de Chistu para compensar la pérdida del brazo derecho del ’Mech y el desmoronamiento del lado izquierdo del pecho. El Gladiator se inclinó hacia adelante, se tambaleó y cayó de frente. Luego, rodó hacia la derecha y chocó contra un montículo de hierba y tierra quemada.
Vlad esperó a que disminuyese el calor de su cabina y apuntó al brazo izquierdo del ’Mech con el retículo. Pulsó los gatillos de los láseres sucesivas veces. Mientras el Gladiator siniestrado intentaba servirse de ese brazo para levantarse, una serie de agujas de láser verde lo atravesó, vaporizó todo el blindaje y arrancó el brazo a la altura del codo. A continuación, se desprendió el cañón automático, que dejó al Gladiator totalmente indefenso.
El último Lobo desplazó el ’Mech hacia adelante, configuró la radio para enviar un mensaje de onda corta al ’Mech de Chistu y encendió el micro.
—Supongo que sabe que no ganará, ¿o acaso la legendaria arrogancia de los Halcones de Jade lo ha aislado de la realidad?
Chistu se echó a reír.
—Creo que le ataqué bastante bien hace cuatro días.
Vlad tuvo un arrebato de ira, pero se esforzó por sonreír.
—Cierto, pero su ataque me sorprendió tanto aquella noche como el mío le ha sorprendido hoy a usted. El día diez vine aquí para ver cómo Ulric lo mataba y hoy he venido para matarlo yo mismo. Ya sabía lo que podía hacer su ’Mech y, por eso, escogí esta máquina y este campo de batalla. Había perdido antes de lanzar la primera bala.
—Un Lobo es lo bastante tonto como para creer que eso es cierto.
—Y un Halcón es lo bastante tonto como para creer que no lo es.
—De modo que ahora supone que ha conseguido la libertad de su Clan —dijo Chistu en un tono jubiloso—. ¿Cuánto tiempo cree que pasará antes de que otro Clan sea desafiado a un Juicio de Absorción?
El Warhawk se detuvo a diez metros del Gladiator.
—A usted le trae sin cuidado, Vandervahn Chistu, porque el Gran Consejo nunca permitirá que los Halcones de Jade ganen su apuesta para absorbernos. Todavía tengo el vídeo que demuestra su traición y cobardía en el asesinato de Ulric Kerensky. Si se lo entrego al Gran Consejo, los Halcones no harán ninguna apuesta más en mucho tiempo.
Vlad se detuvo para que Chistu captara el alcance de sus palabras.
—Y si a eso le sumo la evidencia de que Elias Crichell me dio permiso para matarlo y así eliminar a un rival del nuevo ilKhan, en pocas palabras, creo que su carrera ha llegado a su fin, ¿quiaf?
El cansancio se apoderó de la voz de Chistu.
—Veo que ha meditado mucho al respecto.
—He meditado mucho sobre varias cosas, pero cómo negociar con los Halcones de Jade no es una de ellas. No hay mucho que pensar sobre los Halcones.
—Vaya, creo que nos subestima. Es estúpido si piensa que usted y su Clan pueden destituirnos tan fácilmente.
—Puede ser que sí, Vahn chistu, pero tengo mucho tiempo para aprender a negociar con los Halcones de Jade.
—Pero ¿su Clan tendrá tiempo para dejar que aprenda? —preguntó Chistu con voz siniestra—. Tal vez no tenga tiempo, pero sí tiene otros medios a su disposición.
—¡Ah!, ¿sí?
—Permítame ser su consejero.
—¿Qué?
—Piénselo. Elias Crichell me ha entregado a usted y yo puedo hacer lo mismo con él. Conozco sus secretos y sus debilidades. Si me convierto en su consejero, no le causará ningún problema. Podría matarlo en un abrir y cerrar de ojos.
Vlad ensanchó su sonrisa.
—Pero ¿cómo puede llegar a ser mi consejero?
—Usted me ha derrotado. Seré su sirviente.
—Usted, un Halcón de Jade, estaría dispuesto a convertirse en mi sirviente, ¿quineg?
—Sí. Juntos podemos destrozar a Crichell.
—Interesante.
—Verá que soy muy útil e ingenioso.
—Ya sé lo ingenioso que es, Vandervahn Chistu —dijo Vlad, alargando el brazo derecho del ’Mech y tocando la escotilla de la cabina con la boca del láser largo—. Ya he visto el ingenio con el que negoció con Ulric, ¿recuerda?
—Pero podría disponer de mis habilidades.
—Creo que me basta con las mías, Khan Chistu.
—¿Así que me matará?
—Af como tenía planeado.
—Entonces ¿para qué andarnos con rodeos?
Vlad deseó que Chistu pudiera ver la sonrisa que se dibujaba en su rostro.
—Quería saber hasta dónde podía hundirse un Khan de los Halcones de Jade para salvar su vida. Usted se ha ofrecido a convertirse en mi esclavo y traicionar a su Clan. Choque ha caído bastante bajo.
—Usted me necesita. No puede confiar en Crichell.
—No, Chistu; sé que no puedo confiar en usted.
Vlad disparó los láseres de pulsación larga, que lanzaron un torrente de saetas energéticas verdes a la cabeza del Gladiator. El estallido y el craqueo de las placas de blindaje y el silbido del humo sobrecalentado ahogaron el último grito de Chistu.
El Warhawk dio un paso atrás, y Vlad observó el negro humo que se desprendía de lo que había sido la cara del Gladiator.
—¿Lo ve, Khan Chistu? Elias Crichell todavía tiene que demostrar que no es digno de mi confianza. Por eso, sigue con vida. Sin embargo, sospecho que no vivirá mucho más.