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Ciudad de Tharkad, Tharkad
Distrito de Donegal, Alianza Lirana
5 de enero de 3058
Tormano Liao se inclinó respetuosamente ante la arcontesa de la Alianza Lirana y le sonrió, más porque ella lo estaba esperando que por consideración a su belleza. No es que no la considerase bonita, pero sus gustos personales propendían más hacia mujeres asiáticas que hacia las altas y esbeltas mujeres con fríos ojos azules y cabello largo y rubio. La sonrisa hizo creer a la arcontesa que su atractivo físico le daba poder sobre él.
Y nunca debo subestimarla a causa de su belleza.
—Arcontesa, ya he examinado todos los informes procedentes del espacio de los Clanes y tengo un resumen para vos.
Katrina Steiner indicó a Tormano que se sentase en una de las sillas de piel reclinables que había junto a su escritorio.
—He leído algunos de los informes. Podemos comparar nuestras conclusiones.
—Sí, arcontesa.
Tormano se sentó en la silla y estiró las arrugas de sus oscuros pantalones al echarse hacia atrás. Lo había hecho para ganar un segundo o dos de paz, pero la distante mirada de azules ojos le indicaba que el subterfugio era innecesario. Está sumida en sus pensamientos, lo cual no augura nada bueno para lo que tengo en mente. Pero también es posible que sólo esté pensando en volverá redecorar.
Durante las tres semanas que Tormano había pasado en Tharkad, Katrina Steiner había reformado completamente el despacho de la arcontesa. Había quitado toda la madera oscura y las decoraciones de anticuario y las había sustituido por una moqueta de un color intenso, muebles blancos y láminas sintéticas para cubrir las paredes, su escritorio y las estanterías. Pequeñas pinceladas de color aparecían ahí y allá, pero los objetos más duraderos estaban chapados en oro o teñidos de un suave azul Steiner. Incluso Katrina llevaba un traje de seda blanca con una elegante blusa azul realzada con joyas de oro.
Tormano no sabía por qué había hecho esos cambios. El comunicado de prensa del Ministerio de Interior había utilizado el término virginal para describir el color de la decoración, y Tormano entendía lo suficiente sobre religión y folclore lirano como para advertir que el blanco simbolizaba la pureza y la virtud. Para él, producto de una cultura Capelense más asiática, el blanco era el color del luto, y la habitación le parecía fría y clínica.
—Arcontesa, los informes de Wotan son confusos en el mejor de los casos, pero combinados con los informes procedentes de la zona de ocupación de los Halcones de Jade y los de Morges hemos podido reconstruir la historia. Al parecer, los Halcones de Jade y los Lobos entraron en guerra hace poco. La razón del conflicto es difusa, pero parece que se debe a una lucha de poder por el liderazgo de todos los Clanes.
—Una lucha entre los Cruzados, que quieren repudiar la tregua y continuar la guerra contra la Esfera Interior, y los Guardianes, que quieren detener la invasión.
Tormano asintió con un gesto de cabeza.
—Parece que entiende bien la política de los Clanes, arcontesa.
Katrina esbozó una delicada sonrisa.
—He tenido ocasión de hablar con el Khan Phelan Ward al respecto, y el capiscol márcial ha sido también muy generoso al compartir sus ideas sobre el asunto.
—Por supuesto. La situación en Wotan fue provocada por un último esfuerzo de los Lobos por destrozar a los Halcones de Jade. Fracasaron cuando el ilKhan Ulric Kerensky fue asesinado en Borealtown el día diez del mes pasado. Casi al instante, desapareció todo rastro del Clan de los Lobos. Al parecer, los Lobos que sobrevivieron se convirtieron en miembros de los Halcones de Jade y, casi con la misma rapidez, un Lobo desafió y mató a uno de los Khanes Halcones. A consecuencia de ello, apareció un nuevo Clan: los Lobos de Jade.
La arcontesa agarró un abridor de cartas dorado de su escritorio y dio un golpecito sobre la carpeta.
—La muerte de ese Khan liberó a los Lobos, al menos parcialmente, de los Halcones.
—Eso parece. A principios de año, los Khanes de los otros Clanes habían llegado a Wotan. Los diversos servicios de inteligencia esperaban que los miembros de los Clanes volviesen a sus planetas natales para elegir a un nuevo ilKhan, como habían hecho antes, pero creo que la asamblea de los Khanes tenía como propósito celebrar las elecciones en Wotan. No tenemos conocimiento de lo que ocurrió en el Gran Consejo, pero datos externos informan de una gran agitación. Hay signos de que los Lobos de Jade han desaparecido y de que los Lobos han vuelto a emerger como Clan.
—¿Motivo?
—Por el momento, se desconoce, Alteza —contestó Tormano, encogiéndose de hombros—. Podemos especular que tanto los Lobos como los Halcones de Jade sufrieron daños durante la guerra. Los informes sobre los daños sufridos en Morges por la fuerza de los Halcones de Jade son impresionantes. Si esas cifras de destrucción se repiten en otros mundos en que los Clanes se han enfrentado, y hay varios informes que confirman esta conclusión, los Lobos y los Halcones de Jade han sufrido graves pérdidas.
Katrina se reclinó en la silla tapizada.
—¿Cómo repercutirá en la fuerza que Phelan Kell tiene en Arc-Royal?
—Los informes de Arc-Royal son muy escuetos, Alteza. Parece ser que el pueblo tiene una gran lealtad a la familia gobernante, y los Kell prefieren operar en secreto. Sin embargo, se dice que hay mucha actividad en el subcontinente de Braonach. Esa isla sufre un relativo retroceso a causa de las estrictas normas medioambientales que los Kell impusieron hace tiempo, así que al parecer los Lobos tendrán su propio mundo en la Esfera Interior.
La irritación fustigó el rostro de Katrina como nubes de tormenta empujadas por un vendaval.
—¡Malditos sean! ¿Cómo osan desafiarme?
Otra vez no.
—Alteza, la declaración de Morgan Kell sobre el Cordón de Defensa de Arc-Royal es una bendición para vos, porque os absuelve de toda responsabilidad sobre una vasta parte de vuestra frontera.
—No puedo dejar la defensa de la frontera de la Alianza en manos de Morgan. Si lo hiciera, legitimaría su rebelión contra mí —dijo Katrina, deslizando el abridor de cartas entre los dedos de su mano izquierda como si fuera una daga atravesando las costillas—. El pueblo empezará a preguntarse el porqué de la rebelión de Morgan, que ha pasado de leal vasallo y consanguíneo a rey bandido, ansioso por crear su propio reino.
Tormano Liao sacudió la cabeza.
—No puedo creer que no veáis que los motivos de sus acciones no importan. Su declaración era simple y directa: convocaba a los mundos de la frontera de los Halcones de Jade. No dio ninguna razón.
—Otros encontrarán las razones.
—Sólo si vos no las encontráis antes.
La expresión de su rostro se suavizó, y la inteligencia que siempre había impresionado a Tormano volvió a reflejarse en sus ojos.
—Si hago una declaración dando las gracias a Morgan por haber aceptado la enorme responsabilidad de la frontera y la utilizo como un ejemplo más de cómo todos los mundos de la Alianza tienen que hacer lo posible por salvaguardar nuestro reino, estoy permitiendo y celebrando su defección.
—Exacto, Alteza —dijo Tormano con un gesto de asentimiento—. También le ofrecéis la posibilidad de retirar a las tropas de esa zona y enviarlas a otra.
—Pero ¿por qué debería hacer eso?
—Porque cortaríais las alas a Kell y Phelan. Como juraron defender la zona, no pueden moverse, lo que os da mayor acceso a otros territorios sin temer la intervención de Morgan Kell.
—Ya veo —dijo la arcontesa, inclinándose hacia adelante y clavando el abridor de cartas en la carpeta—. ¿Adonde podría enviar esas tropas?
—Yo las enviaría a la frontera con la Liga de Mundos Libres, para que Thomas Marik no se aventurase a hacer nada.
—¿No lo enojaría?
—Tiene que ver que sois fuerte —contestó Tormano, esbozando media sonrisa—. Es importante que lo vea antes de que os pida matrimonio.
El abridor de cartas cayó sobre el escritorio.
—¿Qué?
—Es una cuestión irrebatible, arcontesa. Vos sois bonita, no estáis comprometida y tenéis una preciosa dote. Del mismo modo que el matrimonio de vuestros padres unió dos reinos, también lo haría la unión entre vos y Thomas Marik. Lo más importante es que probablemente os situaría al frente de ese nuevo reino unificado, por encima de su hija Isis o de mi sobrino Sun-Tzu. Como consecuencia de vuestro matrimonio, por supuesto, permitiría que Sun-Tzu se casase con Isis e incorporaría la Confederación Capelense a la Alianza.
Katrina sacudió la cabeza, reacia a creer lo que estaba oyendo.
—Tendría que estar loco para pensar que me casaría con él.
—De ningún modo. La unión también os beneficiaría a vos porque viviréis más tiempo que él. Él se aproxima cada vez más a la esperanza de vida de los dirigentes de la Esfera Interior y, en una ocasión, estuvo a punto de morir a causa de un atentado. Con el ansia de poder de Sun-Tzu, no podemos estar seguros de cuánto vivirá. Por otra parte, vos deseáis incorporar la Liga de Mundos Libres a vuestra Alianza Lirana. Tampoco debemos olvidar que la resistencia de la Esfera Interior contra los Clanes depende de la capacidad industrial de la Liga. Si os casáis con Thomas, podréis utilizar toda esa producción, y la mayor parte del ejército de la Liga, en defensa de vuestro reino.
»Si destinaseis la producción de la Liga a la Alianza Lirana debilitaríais el Condominio Draconis, lo cual no debería quitaros el sueño. Si el Condominio se desmorona, ambos sabemos que Victor hará todo lo posible por recuperarlo y ofrecerá refugio a la realeza kuritana en la Mancomunidad Federada. Incluso podría casarse con Omi Kurita, una unión que causaría todo tipo de dificultades internas en la Mancomunidad.
Katrina entrecerró los ojos.
—En medio de tanta agitación, podría aumentar mis acciones contra Victor y, a la larga, derrocarlo y hacerme con el poder.
—Lo que os convertiría en el Primer Señor de una nueva Liga Estelar.
—Contando con que alguien no me regale un ramo de flores como a mi madre.
—Es un riesgo, pero podemos minimizarlo —dijo Tormano con una sonrisa—. Lo más importante es que Thomas no intente tomar por la fuerza o por las armas lo que podría conseguir con dulces palabras y amabilidad. Tanto si aceptáis como si rechazáis su petición de mano, el tiempo que pierda persiguiéndoos lo ganaréis vos fortaleciendo vuestro reino y haciendo planes de futuro.
—Buena puntualización —dijo arqueando una ceja—. ¿Cuándo empezará esta campaña para conquistar mi corazón?
—Ya ha empezado a través de algunos canales diplomáticos de bajo nivel. Los cónsules de la Liga están tanteando el terreno para ver cuál sería vuestra reacción ante una posible visita de Thomas. A mediados de junio será el primer aniversario de la muerte de su mujer y el fin simbólico del año de luto que Thomas se ha impuesto a sí mismo. Podría haceros una visita para agradeceros personalmente vuestros amables mensajes en su época de agravio.
—Seis meses. Bien. Tendré el tiempo que necesito —dijo Katrina, mirando a Tormano con una leve sonrisa en los labios—. Por supuesto, usted se encargará de las negociaciones preliminares. Juegue con tiempo.
—Sí, Alteza, pero ¿tiempo para qué?
Tormano se sentía incómodo cuando no podía adivinar lo que ella tenía en mente. Aunque Katrina era inteligente, su inmadurez e inexperiencia la llevaban a creer en ciertas cosas que nunca podrían ocurrir ni existir. A veces se cree demasiado lista.
Katrina se levantó y empezó a pasear; una mala señal para Tormano.
—Su análisis de lo que mi hermano haría ante el desmoronamiento del Condominio se corresponde exactamente con lo que yo pensaba al respecto.
—Bien. Espero.
Ella le sonrió.
—¿Ha oído la expresión «el enemigo de mi enemigo es mi amigo»?
—Es un viejo dicho.
—Y ha sobrevivido hasta ahora porque es cierto. Me sorprende, mandarín Liao, que tenga varios enemigos que comparten el mismo enemigo. Ese enemigo compartido debería ser mi amigo.
Tormano no pudo evitar un estremecimiento.
—Tal vez necesitéis una explicación más extensa, Alteza.
—Por supuesto —dijo haciendo un gesto con la mano para indicar que era obvio—. El Condominio Draconis ha sufrido mucho en manos de los Jaguares de Humo. Morgan Kell y sus Demonios estuvieron en Luthien y ayudaron a derrotar a los Jaguares de Humo. Phelan Kell es un Lobo y, según el capiscol marcial, los Lobos y los Jaguares de Humo nunca se han llevado muy bien.
Tormano se quedó boquiabierto.
—¿Estáis hablando de una alianza entre vuestro reino y los Jaguares de Humo?
—¡Sí! La simplicidad de la idea es asombrosa, ¿verdad?
Tormano sintió que se le secaba la boca y se alegró de estar sentado.
—Alteza, los Clanes quieren destrozar la Esfera Interior.
—No, mandarín, quieren conquistarla, y yo puedo proporcionarles los medios para hacerlo con más rapidez.
—Pero…
—Pero ¿qué, Tormano? —preguntó con los brazos extendidos y mirándolo fijamente—. Usted ha esbozado una forma simple de convertirme en Primer Señor de una nueva Liga Estelar. Yo he encontrado otros medios para el mismo fin. El inicio de las relaciones y las negociaciones no significa que traicione a la Esfera Interior.
—Pero tened en cuenta las consecuencias.
—Ya lo he hecho —dijo Katrina, cruzándose de brazos—, y he tomado una decisión. Esta semana saldré de Tharkad y me dirigiré a la zona de ocupación de los Halcones de Jade. En apenas cinco semanas, empezaré las negociaciones para la alianza con los Jaguares de Humo.
Katrina se quedó con la mirada perdida, y Tormano se dio cuenta de que no podía hacer nada por cambiar su decisión.
—He grabado una serie de mensajes que puede enviar en las fechas adecuadas para ocultar mi ausencia en Tharkad. He reducido todas mis apariciones en público porque estoy trabajando con usted para poner en marcha un conjunto de reformas que cambiarán para siempre la naturaleza de la Esfera Interior, etcétera, etcétera. Usted será mi enlace con mis consejeros en este proyecto.
—¿Y si hay una emergencia que requiere vuestra participación?
Katrina le lanzó la mirada más fría que pudo.
—Resuélvala.
Tormano abrió la boca para intervenir, pero la volvió a cerrar sin mediar palabra. Esperó a acumular suficiente saliva y tragarla antes de hablar.
—¿Dejaríais vuestro reino en mis manos? ¿Qué pasaría si no quisiera devolvéroslo?
—Si se niega a devolvérmelo, diré que tras raptarme me envió a los Clanes en son de paz. Mi pueblo acabará con usted —dijo Katrina con una sonrisa que le paralizó el corazón—. ¿Responde eso a su pregunta?
—Bastante bien, arcontesa.
—Bien —dijo Katrina, sentándose de nuevo en su escritorio—. Tal vez piense que correr un riesgo así es una locura, pero le aseguro que no. Dentro de diez años, la marea del Clan volverá a subir, y mi reino desaparecerá, a menos que los conquistadores tengan un motivo para dejarlo intacto. Yo les daré ese motivo, y la Alianza Lirana prevalecerá mientras todos los demás reinos se hunden y mueren.