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Aquella noche volvió a soñar con Jakob por primera vez en meses. Soñó con él y el Freightliner, con los faros que se precipitaban hacia ella y el motor que chillaba de un modo que parecía expresar más odio del que cualquier voz humana pudiera transmitir.
Pero Jakob ya no conducía solo.
En el sueño, ¡qué curioso!, Nelson Heinrich lo acompañaba.