Plataformas, Triángulo de las Bermudas
Paraíso, Tabasco.– Pasaban de las 10 de la mañana cuando el Bell 412 de Heliservicios de Campeche aterrizó sobre el helipuerto de la Yaxche-Bravo, la nueva plataforma de perforación tipo horse ubicada a 20 tirantes de agua en el Activo Integral Litoral de Tabasco (AILT), uno de los centros de producción de Petróleos Mexicanos. Aún los motores no terminaban de apagarse, cuando los supervisores de Pemex Exploración y Producción (PEP) abrían las puertas y bajaban con la cabeza gacha, esquivando el último rehileteo de las aspas, acelerados por iniciar su trabajo. Evaluarían los últimos detalles antes de autorizar la conexión de la Yaxche con los pozos para extraer crudo ligero.
Con la respiración cortada, pasaron de la sorpresa a la incredulidad. La novísima plataforma de 126 millones de pesos había sido saqueada: gabinetes, puertas, tableros e instrumentos de control. Los ladrones se llevaron todo el cableado, la tubería de asbesto y aluminio, la red de tierras físicas y electrónicas, las alarmas, los sistemas de detección de gas y fuego, todo el alumbrado y hasta las luces de emergencia.
Su asombro no tenía fin. A medida que recorrían la instalación, tropezaban con tornillos y pedazos de cable. Donde antes estaban los equipos, en ese momento sólo había huecos. Apenas seis meses antes había sido instalada la moderna plataforma comprada a Industria del Hierro, subsidiaria de ICA. Ahora parecía un vehículo recién desvalijado. La premura con la que una hora antes descendieron del helicóptero les impidió percatarse de que en el helipuerto ya no había luces, señalizaciones ni cableado. Hasta el pararrayos se llevaron.
El robo implicaba no sólo el valor de los equipos sustraídos, los graves daños a la instalación o la merma de la Yaxche a la producción petrolera contabilizada para ese año; significaba que, la víspera de aquel 15 de septiembre de 2008, alguien había burlado el cerco militar, los patrullajes náuticos y sobrevuelos de la Armada de México, esquivado la mira de Control de Tráfico Marino de Pemex (que revisa la maniobra de las embarcaciones) y la vigía de la Capitanía de Puerto; también, que los equipos fueron desmantelados por expertos —instaladores, maniobristas e instrumentistas— y sacados del área en una embarcación que no fue detectada por las fuerzas armadas.