Marzo
El 2 de marzo, enfrentamientos armados en diferentes puntos de Nuevo Laredo obligaron a la TAR a suspender el reparto de hidrocarburos. En tanto, en la zona de Ciudad Mier, trabajadores de una compañía fueron interceptados por un comando armado cuando se dirigían a un pozo; les destruyeron los celulares y los amenazaron de muerte. No denunciaron por temor (cita un reporte de inteligencia del 4 de marzo).
El día 3, un trabajador recibió la llamada de su padre que laboraba como vigilante en el acceso que conduce a una de las estaciones de recolección de gas, manifestándole que había sido detenido por varios sujetos; luego sería liberado tras un operativo conjunto de Pemex y Semar.
El día 8, hacia la zona de Cadereyta arrojaron un artefacto explosivo en una franquicia de Pemex. El 9, en Reynosa, una trabajadora jubilada fue interceptada por un vehículo del que bajó un hombre y le disparó en dos ocasiones. El día 10 aparecieron narcomantas en Río Bravo, del lado de Tamaulipas y también en Nuevo León. Al día siguiente, en Río Bravo, se registró un enfrentamiento armado y bloqueos sobre la carretera con camiones, vehículos y autotanques de Pemex.
El 13 un comando se llevó a un trabajador de la Estación Arcos 2, liberándolo horas después en el centro de Reynosa. En la Estación de recolección Cuitláhuac, un comando amagó al operador de una compañía para sustraer equipo de esa instalación.
Todo el mes, los halcones reforzaron su vigilancia en Burgos. En las inmediaciones de la TAR de Tampico eran los halcones quienes autorizaban el ingreso a los trabajadores de Pemex. Las cuadrillas de empleados que transitaban de Reynosa a Ciudad Mier eran golpeadas por comandos armados. Les cateaban los vehículos y les confiscaban sus identificaciones.
—¡Ya les dijimos que no queremos gente de Pemex ni de compañías —advertían.
El 18 un comando sustrajo materiales del Campo Reynosa.
El 19 se instalaron narcobloqueos de Reynosa hacia Cadereyta. En la zona ribereña, cinco trabajadores de una contratista se trasladaban hacia los pozos de Nueva Ciudad Guerrero para el cambio de guardia; a las 14:30 entraron a la brecha que conduce a uno de los pozos principales, cuando se percataron que desde el interior de dos camionetas, cinco hombres los vigilaban. Allí los interceptaron; horas después los liberaron en las inmediaciones de la cabecera municipal.
Por temor a represalias se negaron a detallarle a la policía interna de Pemex lo que ocurrió durante las horas en las que permanecieron secuestrados y las condiciones para su liberación.
El día 21, en un enfrentamiento nocturno entre dos comandos fue herido un trabajador petrolero.
El 22, en las inmediaciones de la TAR Tampico se registró un enfrentamiento entre grupos armados y elementos del Ejército. Luego, un comando transportado en 15 camionetas se instaló en la zona. A la mañana siguiente, los trabajadores de la terminal eran interceptados por halcones que, tras interrogarlos, los dejaban ingresar a la instalación petrolera.
El 25, camino a Ciudad Mier, una cuadrilla de trabajadores de mantenimiento fue interceptada en dos ocasiones por grupos armados. En la primera les revisaron el vehículo y sus identificaciones; en la segunda, los golpearon, les quitaron sus pertenencias y herramientas.
—¡No queremos ver obreros de Pemex ni de compañías por la región! —dijo un hombre del comando.
—Ya les advertimos —secundó otro.
El día 26 a las 18:48 un comando de cuatro hombres encapuchados y armados persiguió a un contratista hasta la TAR. En Nueva Ciudad Guerrero, personal del área de pozos fue retirado “debido al clima de inseguridad que impera en la región”, según informó el coordinador de Seguridad Industrial y Protección Ambiental del Activo Integral Burgos a personal de la GSSF, a quienes solicitó operativos en la estación de compresoras. A los empleados de los campos del municipio de Doctor Coss, en Nuevo León, se les redujo el horario a las 16:00 horas, y se instruyó que a todas las unidades se les instalaran sistemas de localización GPS.
A partir de la mañana del día 30, los vehículos, los camiones y las pipas de Pemex fueron usados recurrentemente para los narcobloqueos desde Reynosa hasta Díaz Ordaz. En Reynosa había enfrentamientos armados entre los autotanques que transportaban condensado del campo Nejo a la Batería Monterrey, en Reynosa, y los caminos hacia Matamoros y Valle Hermoso estaban bloqueados con vehículos cisterna.
En Tampico, comandos armados a bordo de 20 lujosas camionetas pasaban frente a las instalaciones de Pemex efectuando disparos. A las afueras de una televisora colocaron cartulinas donde advirtieron a los funcionarios que no intervinieran en sus asuntos. Al hospital regional de Pemex llegaban los heridos del enfrentamiento en el Boulevard Colosio.
Ese mes de marzo cerró con mayor turbulencia que con la que había comenzado. Antes de las nueve de la mañana se desató un enfrentamiento entre el cártel del Golfo y Los Zetas, quienes persiguiéndose por diferentes calles de Reynosa, a bordo de más de 20 vehículos, realizaban disparos con armas de fuego. Personal de la GSSF implementó un operativo para resguardar siete autotanques cargados con condensado que se transportaba del campo Nejo a la Batería Monterrey. Los tanques quedaron atrapados en un narcobloqueo en la salida que conduce hacia los municipios de Reynosa, Matamoros y Valle Hermoso.
Cerca del mediodía, de nuevo en Reynosa, sobre el Boulevard Colosio se registró un enfrentamiento armado entre Los Zetas y el Ejército. Dos militares de la Octava Zona fueron ingresados en el Hospital Regional de Pemex, con heridas de esquirla por granada en el cuero cabelludo y la espalda, y otro herido por proyectil de arma de fuego en el lado derecho del abdomen.