2010, AÑO CONVULSO EN LA CUENCA DE BURGOS
Todos sabían que algo así ocurriría, incluso los mismos levantados, pues fueron advertidos de su secuestro semanas antes de que ocurriera. Pero qué podían hacer si los jefes de Pemex, tan ocupados en sus cómodas y blindadas oficinas de la ciudad de México, no tenían tiempo para escuchar acerca de sus temores.
Esperaban que el señor Suárez Coppel, el mismísimo director general, los atendiera a ellos, simples obreros de campo, pero el doctor Suárez estaba para atender asuntos más importantes, como sus negocios privados, también en Pemex, sí, pero que operaba su socio, el hijo de su gran amigo Francisco Gil Díaz.
El año 2010 fue el más violento para los trabajadores de Pemex en la Cuenca de Burgos. En mayo, por el testimonio de sus familiares a la prensa, se supo que cinco trabajadores habían sido levantados por un comando armado que atacó el pozo Gigante 1. Pero, como se verá en la relación de hechos, ésta apenas era una muestra de lo que estaba ocurriendo.
La noticia de los petroleros levantados escandalizó por sus implicaciones. Desde el Legislativo se le exigía al director de Pemex informar sobre la situación real en la paraestatal. En una somera explicación, durante una comparecencia en San Lázaro, el día 24 de junio, Suárez Coppel se limitó a reconocer que en la región gasera existía la presencia de grupos armados y que habían tenido algunos problemas para la producción, además de la desaparición de cinco trabajadores.
La realidad, que el gobierno de Felipe Calderón ocultó, era de dimensiones mucho más graves. En toda la Cuenca de Burgos había pozos prácticamente ocupados por comandos armados, que eran quienes decidían si los trabajadores de Pemex y sus contratistas podían o no laborar. Algunas áreas estaban convertidas en verdaderas zonas de exclusión; las pipas, los tractocamiones, las camionetas y los automóviles de Pemex eran empleados para los narcobloqueos. Entre pozos y estaciones de recolección de gas se desataban batallas diarias entre el cártel del Golfo y Los Zetas. La situación se recrudeció y en algunas regiones incluso se cancelaron las operaciones.
Los reportes de inteligencia de Pemex revelan cómo el blindaje de la seguridad nacional se rindió ante los cárteles con sus comandos de sicarios y halcones en pozos de gas, estaciones de recolección, brechas y caminos en los que impusieron su ley de plomo. A continuación se hace un registro cronológico de lo que sucedió ese tórrido año 2010.