NOTA DEL AUTOR (La casa de la rue Chartres)

Hace algunos años, el anciano E. Hoffmann Price concedió una rueda de prensa en su casa de Redwood City, California. En una amplia conversación, habló de muchos acontecimientos de su larga vida y carrera. Habló de su vida en el Nueva Orleans de los treinta y descubrió la visita de Lovecraft.

Price contó a sus entrevistadores (yo era uno de ellos) lo de su «desafío de chile picante» a Lovecraft y su visita a un burdel. Price también sirvió a algunos de sus visitantes en Redwood City un poco del mismo café, espeso, fuerte, que había servido a Lovecraft medio siglo antes. ¡No dormí en tres noches después de beberlo! Y hasta el día de hoy puedo recordar su sabor y su sensación terrosa en mi boca.

En sus Cartas Escogidas (volumen IV), Lovecraft da su versión de los días de Nueva Orleans. Lovecraft apoya la historia de Price, incluso menciona la cena del chile. No menciona —y no es sorprendente— la visita al burdel.

En su biografía definitiva de Lovecraft, L. Sprague de Camp también descubre el encuentro Lovecraft-Price y ofrece una extensa cita de Price, de nuevo apoyando su versión de la historia (pero aludiendo sólo indirectamente a la visita a la casa de la rue Chartres).

La visita de Lovecraft a Price se resolvió con una colaboración entre los dos («A través de las Puertas de la llave de Plata». Historias sobrenaturales, julio de 1934). El interés de Lovecraft —por no decir la fascinación— por el pirata Jean Lafitte antecede en muchos años a su visita a Nueva Orleans. Veamos si no el que posiblemente es el relato más famoso de Lovecraft, «La llamada de Cthulhu» (Historias sobrenaturales, febrero de 1928).

Sin embargo, cuando un autor mezcla personajes reales y acontecimientos reales con otros imaginarios, a veces está sujeto a severas y no necesariamente inmerecidas críticas. La verdad es bastante resbaladiza, sin que le pongamos más grasa. Por tanto, para que no me acusen de engañar a mis lectores, diré aquí y ahora que «La casa de la rue Chartres» es una obra de ficción y no debe ser tomada como real.

RICHARD A. LUPOFF Rue Chartres, Nueva Orleans Julio de 1989