Estar cerca de usted, hablar con usted, me hace sentir como si hubiera vivido mi vida entera en un laberinto y solamente ahora soy libre. Es gracioso, sus ojos están tristes, madame Enchantia: hermosos estanques oscuros de lástima. ¡Cómo desearía poder aliviar su dolor!
¿Ve esos libros de cocina Victorianos? Son difíciles de usar porque dan medidas poco precisas y no dan temperaturas, pero ¿en qué otro sitio se pueden encontrar recetas de estofado de col y mofeta, ratón asado y musgo azucarado? Se los dejaré.
No me deje nunca, madame Enchantia. Por favor, no me deje nunca.