Hay numerosas ollas de cobre que cuelgan de la pared sobre los grandes hornos de hierro. Hay que usar una barra telescópica para alcanzar las ollas que cuelgan cerca del techo. El techo no es tan alto como en las otras habitaciones, pero aun así es alto. Tengo todas esas hierbas, pimientos y ajos colgados del techo y también algunas flores secándose. Huele bien aquí. Le gustaría.
Tengo un montón de alimentos en la cámara frigorífica, un auténtico Círculo Ártico ahí dentro. Se podría coger un tiro de perros y un trineo y vagar durante días admirando los jamones, costillares enteros de buey, docenas de gallinas, tomates y esas maravillosas esculturas en hielo abandonadas ahí por alguien de Sapporo.
Las puertas de nogal de los armarios tienen ventanas de cristal grabado. En los aparadores hay hileras de cajas azules y amarillas de macarrones Kraft y queso.