Mamá, sé que en estos momentos estás volando hacia aquí. Espero que conectes tu blackberry en cuanto aterrices y veas este correo: tenemos que hablar en privado, esta noche, en tu habitación, a solas.

Acabo de leer el correo de Sam y me ha dado escalofríos. Y si a eso le añades que acabo de encontrarme con la hermosa pelirroja llorando a moco tendido en el patio de los rosales cuando pensaba que nadie podía verla, la situación me parece preocupante. No sé qué demonios puede haber hecho el bestia de mi hermano, pero esto requiere una intervención de urgencia.

Y antes de que me lo preguntes: sí, vale la pena. Y no, Emma no se parece en nada a Catherine.

Aceptaré con humildad el castigo que quieras imponerme por seguir metiéndome en la vida sentimental de mi hermano. Pero te recuerdo, que sin mi intervención, dudo de que esa vida sentimental siquiera existiría ahora mismo.

Si te encuentras con Emma antes de que podamos hablar, recuerda ser amable con ella. Es la última oportunidad que nos queda de hacer de Sam un hombre completo en lugar de la sombra a la que nos tiene acostumbrados. Porque, mamá, sé sincera, ¿soy solo yo quien tiene la sensación de que Samuel podría dar mucho más de sí como ser humano? Tú ya me entiendes.

Te espero esta noche en mi habitación, no me falles. Besitos,

Tristán, tu hombre en la sombra.