De: SamuelBrooks@elboscdelesfades.com

Para: MarthaBrooks@BarnabyOaks.uk

Asunto: Disculpas

Mamá,

Perdóname por perder los estribos con todo el asunto de la visita de Gonzalo. El muy impresentable apareció con su mujer y sus hijos, y se comportó como si todos fuésemos una gran familia unida. Por suerte estuvo apenas tres días y no tuve que coincidir con él más que en un par de comidas y para tratar alguno de los temas de la propiedad del bosque.

Su esposa es una niñata morena (¿pero cuántos años tiene? ¡Por todos los dioses del Olimpo!) y delgaducha que se las da de nueva rica haciendo equilibrio sobre unos zapatos de tacón y desequilibrada por un enorme bolso. No se me ocurre en qué puede estar pensando una persona para aparecer vestida de tal guisa en medio de un bosque, pero tampoco es que yo haya sido nunca un gurú de la moda, claro.

Sin embargo, dice Tristán que los chicos parecen majos. No sé cuáles son los parámetros de mi hermano para establecer la moralidad de unos niños (¿la cantidad de palabrotas que dicen? ¿Su habilidad sobre la tabla de surf? ¿Qué todavía no beban cerveza?). Quizás sea uno de esos casos en los que los hijos se convierten en personas decentes pese a la educación de sus padres.

Al menos, Gonzalo tuvo la amabilidad de entrevistarse con el alcalde y de traerme alguna documentación que encontró en la casa de Barcelona. Aunque no sé porque me molesto en contarte todo esto, seguramente Tristán, o el propio Gonzalo, ya te habrán puesto al día.

Tu escritor anda algo enfurruñado pero creo que tiene una sorpresa para ti: ha vuelto a escribir. No le digas que te lo he comentado porque creo que está deseando darte la primicia. Ha sido un acierto que le aconsejaras venir, este aire obra prodigios con los genios de la literatura. Qué pena que Tristán no entre dentro de esa categoría.

Aunque tengo que reconocer que mi hermano se ha portado como un verdadero anfitrión con Gonzalo y sus hijos. Se ha ocupado de que estuviesen cómodos y se ha llevado a los chicos por ahí cada tarde. Si quisiera, podría llevar el hotel él solo incluso en época de plena ocupación. Aunque también es cierto que no le ha quedado otro remedio: yo no estaba disponible. De todas formas, ¿será posible que esa tal Carlota le esté haciendo madurar? No logro imaginarme un Tristán serio y responsable. Reconozco que perdería parte de su encanto.

Mamá, en realidad te escribo porque necesito hablar contigo por teléfono, ¿tienes tiempo esta noche al llegar a casa? ¿Sobre las ocho?

Con cariño,

Samuel

P. D.: Me gustaría poder decirte que ya tenemos operativa la línea de telefonía fija en la casa, pero no es así.