De: TristanBrooks@elboscdelesfades.com
Para: MarthaBrooks@BarnabyOaks.uk
Asunto: No hagas caso de Sam
¿Borracho? ¿Mujeriego? Un poco exagerado, ¿no? Mamá, ya nos conoces. Samuel nunca sale de casa y lee a Byron, a Tennyson, a Walter Scott (¿cómo no voy a llamarle siniestro?). ¡A Byron, mamá! En serio. En el pueblo casi se ha convertido en una leyenda porque pocos pueden asegurar haberlo visto en los últimos años. Pero si hasta se rumorea que vive encerrado en la casa rosa y se convierte en lobo las noches de luna llena para comerse a los cazadores furtivos.
Creo que en los cinco años que llevamos aquí, y si exceptuamos al personal de hotel, huéspedes y a mí mismo, Samuel solo ha entablado una especie de camaradería con el dueño del Centro de Jardinería. Y eso porque no le queda más remedio que pasarse por allí de vez en cuando a comprar abonos y semillas o lo que sea que compra para su idolatrado jardín (eh, mamá, he usado la palabra «idolatrado», ¿ves cómo no fue mala idea gastarte toda aquella fortuna en los salesianos?).
Antes de que me lo preguntes: sí, sigo entrando en su correo y le leo los mails. Son tan aburridos que me ayudan a conciliar el sueño. Pero tendrás que reconocer que se ha pasado un poco chivándose de mí. Salgo la noche de los jueves, viernes, sábados y domingos, porque tengo amigos a los que les apetece estar conmigo. Y no tengo novias, ninguna desde que la bella australiana Rachel me rompió el corazón volviéndose a su pueblo el verano pasado (¡Ay! Todavía me duele). Son amigas, sin compromiso.
Y no es cierto que pase todas las mañanas durmiendo, muchos días tengo que salir en busca de olas con la tabla de surf. ¿Te puedes hacer una idea de lo difícil que es encontrar olas decentes en la costa mediterránea? Pero si hay días en los que ni siquiera me despeino.
Bueno, ahora en serio, mamá: no quiero que te preocupes, ¿vale? Es cierto que este invierno me he relajado un poco pero es que El Bosc de les Fades está muerto y no hay mucho que hacer por aquí. Me gusta trabajar en el hotel y con Samuel, pese a lo gruñón que se ha vuelto, pero hasta las vacaciones de Semana Santa (tu Easter Week) no veremos nada parecido a un huésped y hasta entonces prefiero tomármelo con calma.
No le digas a Sam que le leo el correo.
Te quiere muchísimo,
tu hijo alcohólico y seductor
P. D.: Fíjate, pese a la resaca he conseguido escribirte algo más o menos inteligible.
P. D.(II): Me he matriculado en un curso sobre Gestión Lúdica en Hoteles, pero no se lo digas a Sam o echarás a perder mi reputación de vividor despreocupado.
P. D.(III): El viejo Lexington bebe muchísimo más que yo pero nadie le da la lata. Supongo que ser uno de los grandes escritores de nuestro tiempo le concede el don de matarse a chupitos sin que parezca censurable. ¿Crees que debería haberme matriculado en un curso para aprender a ser novelista?
P. D.(IV): Mami, ¿qué es eso de Letters from Polinia de la que habla Sam? Por si acaso debería haberte felicitado y no lo he hecho: felicidades, tú vales mucho.
P. D.(V): Creo que este es el correo más largo que he escrito en mi vida estando sobrio. Es broma.