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Dos manchas de luz se deslizan por el sucio cristal de la ventana de la cocina justo cuando Carlos Eliasson le entrega un informe a Saga Bauer. Ella abre la carpeta y mira fijamente los ojos claros de Jurek Walter. Aparta la foto y comienza a leer el informe de hace trece años. Se queda pálida, se sienta en el suelo, se apoya en el radiador y sigue leyendo, mira las imágenes, hojea los informes forenses y lee la sentencia y el destino.
Cuando cierra la carpeta, Carlos le explica que Mikael Kohler-Frost apareció caminando por el puente de Igelstabron tras haber estado desaparecido trece años.
Verner reproduce en su teléfono el archivo de audio en el que el joven describe su cautiverio y fuga. Saga escucha la desesperada voz de Mikael y cuando lo oye hablar de su hermana, se pone roja y se le aceleran los latidos. Mira la foto de la niña en el expediente. Aparece con una trenza y un casco de montar y sonríe como si estuviera planeando algo divertido pero prohibido.
Cuando la voz de Mikael deja de oírse, Saga se levanta y se pasea unos segundos por la cocina vacía hasta que se detiene delante de la ventana.
—La judicial se encuentra en el mismo punto que hace trece años —dice Verner.
—No sabemos nada…, pero Jurek Walter sí sabe, sabe dónde está Felicia y sabe quién es su cómplice…
Verner explica que es imposible sacarle la verdad a Jurek Walter con técnicas convencionales de interrogatorio mediante psicólogos o sacerdotes.
—Ni siquiera las torturas surten efecto —advierte Carlos, e intenta sentarse en el alféizar.
—Joder, ¿y por qué no hacemos como siempre? —pregunta Saga—. Sólo hay que reclutar a un puto informador, es casi lo único que hace nuestra organización aparte de…
—Joona dice…, perdón que te interrumpa —dice Verner—, pero Joona asegura que Jurek destrozaría a cualquier informador que intente…
—Entonces ¿qué coño nos hace falta?
—La única opción que tenemos es colocar a un agente especializado en su misma unidad, como si fuera un paciente más —responde él.
—¿Y por qué iba a hablar con un paciente? —pregunta Saga escéptica.
—Joona nos propuso encontrar a un agente que sea tan excepcional que a Jurek Walter le genere curiosidad.
—¿Curiosidad en qué sentido?
—Por la persona…, no sólo por la posibilidad de poder salir de allí —dice Carlos.
—¿Mencionó Joona mi nombre? —pregunta Saga en tono serio.
—No, pero eres nuestra primera opción —responde Verner con decisión.
—¿Quién es la segunda?
—Nadie —contesta Carlos.
—¿Cómo habéis pensado hacerlo a nivel práctico? —pregunta Saga indiferente.
—La maquinaria burocrática ya está en marcha —informa Verner—. Una decisión lleva a otra y si tú aceptas la misión, sólo tienes que subirte al tren…
—Tentador —murmura ella.
—Te prepararíamos una sentencia del tribunal, atención psiquiátrica restringida y traslado inmediato al hospital Karsudden.
Verner va al grifo y llena el vaso.
—Lo que hemos visto, muy ingenioso por nuestra parte…, es que podemos aprovecharnos de una antigua formulación de la diputación provincial…, de cuando se constituyó el módulo de psiquiatría forense del Löwenströmska.
—Porque allí pone claramente que el módulo debe dar servicio a tres pacientes —infiere Carlos—, pero en trece años sólo han tenido a Jurek Walter.
Verner da unos cuantos tragos ruidosos y seguidos, estruja el vaso de plástico y lo tira al fregadero.
—La directiva del hospital siempre ha impedido que entraran más pacientes —continúa Carlos—, pero, obviamente, saben que están obligados a admitirlos si llega una solicitud directa.
—Como ahora… El Consejo de Régimen Penitenciario va a convocar una reunión extraordinaria para tomar la decisión de trasladar a un paciente del pabellón cerrado de Säter al Löwenströmska y a un paciente del hospital Karsudden.
—Tú serías la paciente del Karsudden —dice Carlos.
—O sea, que si participo en esto, ¿me encerrarías como paciente peligrosa? —pregunta Saga.
—Sí.
—¿Os vais a meter a hacer cambios en el registro de antecedentes?
—Probablemente bastará con el Ministerio de Justicia —responde Verner—, pero queremos crear una identidad completa con sentencia condenatoria del tribunal y dictamen psiquiátrico.