III
Pasé toda la noche, sin dormir, viendo, sin espacio, su figura,
y viéndola siempre de maneras diferentes a cómo la encuentro.
Hago pensamientos con el recuerdo de lo que ella es cuando me habla,
y en cada pensamiento ella cambia de acuerdo con su semejanza.
Amar es pensar.
Y yo casi me olvido de sentir sólo de pensar en ella.
No sé bien lo que quiero, incluso de ella, y yo sólo pienso en ella.
Tengo una gran distracción animada.
Cuando deseo encontrarla.
Casi prefiero no encontrarla,
para no tener que dejarla luego.
No sé bien lo que quiero, ni quiero saber lo que quiero.
Sólo quiero pensar en ella.
No pido nada a nadie, ni a ella, sino pensar.
Alberto Caeiro
10 / 7 / 1930