30
2 de julio de 1920
Pequeño Bebé querido:
Tu carta me sobresaltó y preocupó infinitamente. ¿Qué tienes? Andas siempre enferma, siempre triste, siempre misteriosa. No puedo simplemente preocuparme por ti; por fuerza debo añadir a esa preocupación dudas, múltiples recelos, cosas a veces pavorosas…
Ahora no digo más. Me dejaste muy preocupado, pero sobre todo por causa de esa misteriosa enfermedad…
Deseo mucho que te mejores. Ojalá mañana pueda verte y hablarte.
Muchos besos de tu, muy tuyo,
Fernando