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27 de marzo de 1920
Mi pequeño Bebé malo y bonito:
Apenas tengo tiempo de escribir, y me temo que así será durante tres o cuatro días debido a este lío de las mudanzas y —lo que es más— de las mudanzas deprisa.
Ni siquiera sé si esta carta llegará hoy a tus manos; todavía no he visto a Osorio y ya son cerca de las seis de la tarde. Estoy escribiéndole a mi pequeño amor en el Café Arcada. Y estoy escribiendo aún con más prisa pues en unos minutos llegará mi primo. He mandado pedir (con un recado al portero del 42) que Osorio venga aquí. Veremos si puede llevar esta carta. Por suerte he dado todas las vueltas que tenía que dar y sólo me resta la cita para la mudanza de los muebles de mi madre. Me ocuparé de eso hoy a las ocho y media en la Estrela.
Mañana, como te dije, no salgo de Benfica. El lunes te esperaré a las ocho en los alrededores de la puerta de casa de tu hermana. Quiero ver si arreglo las cosas para que la mudanza del martes (al menos, la que debe ser el martes), y que es del mobiliario de mi madre, sea por la tarde; pues de no ser así nos perderemos otro paseo al mediodía. En fin, ya te diré lo que sea el lunes por la noche.
Osorio acaba de llegar. Quiero despacharlo antes de que llegue mi primo. Por eso cierro rápida y bruscamente (discúlpame amor mío) esta carta.
Millones de besos de tu, siempre muy tuyo,
Fernando