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22 de mayo de 1920
Mi pequeño Bebé:
Por el papel sabrás desde dónde te estoy escribiendo. Me he refugiado aquí de la lluvia y, por eso, he retrasado varias cosas que tenía que hacer, en consecuencia no podré estar en Belem para acompañar a Nininha hasta Lisboa.
Estoy un poco mejor (de salud, no de juicio), pero aún me siento bastante indispuesto.
Mañana (salvo enfermedad u otra cosa que lo impida) pasaré por tu calle entre las once y las once y media. Si pequeño Bebé quiere estar en la ventana, ve pasar a Nininho. Si no quiere, no lo ve (es autor de esta última frase mi querido amigo Álvaro de Campos).
Qué pena que la fábrica de Belem no tenga teléfono. Si lo tuviese, podría avisarte de que no iba los días que no pudiese ir, y así evitar a la Ibis del Ibis que espere a Ibis.
Adiós, Bebé queridito. Muchos besitos del malo de tu, siempre tuyo,
Fernando