capítulo 2) y en las obras existentes sobre cómo evolucionan con el tiempo las relaciones de desarrollo en el lugar de trabajo (Kram, 1988; Thomas, 1990; Thomas y Gabarro, 1999).
Tal vez, las candidatas más obvias a competencias necesarias pertenecerían a los grupos de habilidades sociales y empatía, es decir, las competencias sociales. Podemos plantear la hipótesis de que un nivel moderadamente alto de comprensión de los demás, desarrollo de los demás, aprovechamiento de la diversidad, comunicación, resolución de conflictos, establecimiento de vínculos y colaboración y cooperación son necesarios para el desarrollo de relaciones que alimenten la competencia emocional. Además, Goleman (