que es interminable la cantidad de
veces que se reveló que sus psíquicos favoritos eran
un engaño, su fe en ellos permaneció incólume, y el creador de Sherlock Holmes hasta intentó convencer al gran mago Harry Houdini de que se "desmaterializaba" para llevar a cabo sus proezas de escape... a menudo basadas sobre ardides que, como gustaba decir el doctor Watson, eran "absurdamente simples". (Véase el ensayo "The Irrelevance of Conan Doyle", en The Night is Large, de Martin Gardner.) Para encontrar detalles sobre la Inquisición, cuyas piadosas atrocidades hacen que Pol Pot y los nazis parezcan absolutamente bondadosos, véase el devastador ataque de Carl Sagan contra las Cretinadas de la Nueva Era, The Demon-Haunted World. Ojalá ese libro y el de Martin pudieran ser de lectura obligatoria en todas las escuelas secundarias y facultades.
Por lo menos, el departamento de Inmigración de Estados Unidos inició acciones contra una de las barbaridades inspiradas en la religión: la revista Time ("Hitos", 24 de junio de 1996) informa que ahora se debe conceder asilo a las muchachas amenazadas por la mutilación genital en sus países de origen. Ya había escrito este capítulo cuando me encontré con Feet of Clay: The Power and Charisma of Gurús, de Anthony Storr, The Free Press, 1996, que es, virtualmente, un
manual sobre este deprimente tema. ¡Resulta difícil creer que, para el momento en que los alguaciles de Estados Unidos lo arrestaron tardíamente, un santo mentiroso había acumulado noventa y tres Rolls Royce! y, lo que es aun peor, el ochenta y tres por ciento de sus miles de fanáticos norteamericanos habían ido a la facultad y, por eso, cumplen con los requisitos de mi definición favorita de lo que es un intelectual: "Alguien a quien se educó más allá de lo que le da su inteligencia". CAPÍTULO 26: TSIENVILLE
En el prefacio de 1982 para 2010: Odisea dos, expliqué por qué a la nave espacial china que descendió en Europa la llamé Tsien: en honor del doctor Tsien Hsue-shen, uno de los fundadores de los programas de cohetes de Estados Unidos y China. Nacido en 1911, Tsien ganó una beca que lo trajo desde China a Estados Unidos en 1935, donde se convirtió en alumno, y después colega, del brillante aerodinamista húngaro Theodore von Karman. Más tarde, en su calidad de profesor de la cátedra Goddard, en el Instituto de Tecnología de California contribuyó a crear el laboratorio Guggenheim de Aeronáutica —el ancestro directo del afamado Laboratorio de Propulsión por Reacción (JPL) de Pasadena. Tal como comentó el New York Times del 28 de octubre de 1966, "El jefe de la cohetería china fue preparado en Estados Unidos", inmediatamente después que China llevara a cabo, sobre su territorio, una prueba con misiles guiados portadores de armas nucleares, "La vida de Tsien es una ironía de la historia de la Guerra Fría".
Con autorización para tener acceso a material sumamente secreto, colaboró en gran medida con las investigaciones norteamericanas sobre cohetes de la década de 1950, pero durante la histeria de la era McCarthy se lo arrestó bajo acusaciones falsas de violación de la seguridad, cuando intentó hacer una visita a su China natal. Después de muchas audiencias tribunalicias y de un prolongado período de arresto, al final se lo deportó a su tierra... junto con todos sus conocimientos y experiencia sin par. Tal como afirmaron muchos de sus distinguidos colegas, fue una de las cosas más estúpidas (así como más oprobiosas) que alguna vez hubiera hecho Estados Unidos. Después de su expulsión, y según Zhuang Fenggan, subdirector de la Comisión de Ciencia y Tecnología, Administración Nacional Espacial China, Tsien "comenzó la actividad en cohetes a partir de nada... Sin él, China habría sufrido un atraso de veinte años en su tecnología". Y una correspondiente demora, quizás, en la puesta a punto del letal proyectil antinaves "Gusano de seda" y del lanzador de satélites "Larga marcha".
un engaño, su fe en ellos permaneció incólume, y el creador de Sherlock Holmes hasta intentó convencer al gran mago Harry Houdini de que se "desmaterializaba" para llevar a cabo sus proezas de escape... a menudo basadas sobre ardides que, como gustaba decir el doctor Watson, eran "absurdamente simples". (Véase el ensayo "The Irrelevance of Conan Doyle", en The Night is Large, de Martin Gardner.) Para encontrar detalles sobre la Inquisición, cuyas piadosas atrocidades hacen que Pol Pot y los nazis parezcan absolutamente bondadosos, véase el devastador ataque de Carl Sagan contra las Cretinadas de la Nueva Era, The Demon-Haunted World. Ojalá ese libro y el de Martin pudieran ser de lectura obligatoria en todas las escuelas secundarias y facultades.
Por lo menos, el departamento de Inmigración de Estados Unidos inició acciones contra una de las barbaridades inspiradas en la religión: la revista Time ("Hitos", 24 de junio de 1996) informa que ahora se debe conceder asilo a las muchachas amenazadas por la mutilación genital en sus países de origen. Ya había escrito este capítulo cuando me encontré con Feet of Clay: The Power and Charisma of Gurús, de Anthony Storr, The Free Press, 1996, que es, virtualmente, un
manual sobre este deprimente tema. ¡Resulta difícil creer que, para el momento en que los alguaciles de Estados Unidos lo arrestaron tardíamente, un santo mentiroso había acumulado noventa y tres Rolls Royce! y, lo que es aun peor, el ochenta y tres por ciento de sus miles de fanáticos norteamericanos habían ido a la facultad y, por eso, cumplen con los requisitos de mi definición favorita de lo que es un intelectual: "Alguien a quien se educó más allá de lo que le da su inteligencia". CAPÍTULO 26: TSIENVILLE
En el prefacio de 1982 para 2010: Odisea dos, expliqué por qué a la nave espacial china que descendió en Europa la llamé Tsien: en honor del doctor Tsien Hsue-shen, uno de los fundadores de los programas de cohetes de Estados Unidos y China. Nacido en 1911, Tsien ganó una beca que lo trajo desde China a Estados Unidos en 1935, donde se convirtió en alumno, y después colega, del brillante aerodinamista húngaro Theodore von Karman. Más tarde, en su calidad de profesor de la cátedra Goddard, en el Instituto de Tecnología de California contribuyó a crear el laboratorio Guggenheim de Aeronáutica —el ancestro directo del afamado Laboratorio de Propulsión por Reacción (JPL) de Pasadena. Tal como comentó el New York Times del 28 de octubre de 1966, "El jefe de la cohetería china fue preparado en Estados Unidos", inmediatamente después que China llevara a cabo, sobre su territorio, una prueba con misiles guiados portadores de armas nucleares, "La vida de Tsien es una ironía de la historia de la Guerra Fría".
Con autorización para tener acceso a material sumamente secreto, colaboró en gran medida con las investigaciones norteamericanas sobre cohetes de la década de 1950, pero durante la histeria de la era McCarthy se lo arrestó bajo acusaciones falsas de violación de la seguridad, cuando intentó hacer una visita a su China natal. Después de muchas audiencias tribunalicias y de un prolongado período de arresto, al final se lo deportó a su tierra... junto con todos sus conocimientos y experiencia sin par. Tal como afirmaron muchos de sus distinguidos colegas, fue una de las cosas más estúpidas (así como más oprobiosas) que alguna vez hubiera hecho Estados Unidos. Después de su expulsión, y según Zhuang Fenggan, subdirector de la Comisión de Ciencia y Tecnología, Administración Nacional Espacial China, Tsien "comenzó la actividad en cohetes a partir de nada... Sin él, China habría sufrido un atraso de veinte años en su tecnología". Y una correspondiente demora, quizás, en la puesta a punto del letal proyectil antinaves "Gusano de seda" y del lanzador de satélites "Larga marcha".