Propuesta al director de una publicación norteamericana[541]
Publicado en octubre de 1932
Al Consejo de Redacción de The Symposium
Señores:
En el número de julio de su revista, en un artículo sobre el primer tomo de mi Historia de la Revolución Rusa, en nota al pie de la página 379, se dice:
Otra cosa es si los datos, hechos, citas, etcétera, son verdaderos, pero no tengo medios de verificar la mayor parte de ellos. Por supuesto, Trotsky, en su exilio, es un miembro muy activo de la Oposición. Me dijeron que cambió deliberadamente varias citas importantes y omitió material relevante para apoyar su posición en contra de Stalin. Y no caben dudas de que en este tomo, justificadamente o no, muestra a Stalin y a Kamenev a una buena distancia de Lenin, y mucho más conciliadores con los partidarios del compromiso de lo que ellos están dispuestos a admitir.
Vuestro articulo está escrito con una consideración extraordinariamente encomiable. Esto mismo hace imposible ignorar la nota al pie de página. Estoy lejos de adjudicarme una ideal imparcialidad respecto a mis amigos y enemigos políticos, y más lejos aun de exigir que nadie tome mis caracterizaciones como artículo de fe. Pero en vuestra nota se señala, o al menos se pone en duda, algo más que la inevitable parcialidad de un combatiente político. Vuestros informantes dicen que el autor de la historia «cambió deliberadamente varias citas importantes y omitió material relevante para apoyar su posición en contra de Stalin». Me aventuro a afirmar que vuestros informantes fueron demasiado lejos. No voy a insistir en que las características de mi Historia —a la que la mayoría de los críticos reconocieron responsable y meticulosamente cuidadosa— hacen imposibles esas sospechas. Las conclusiones generales de carácter psicológico no convencen a todo el mundo en la misma forma. Pero hago la siguiente propuesta: ¿No puede usted, señor director, invitar a sus informantes a que señalen clara y precisamente qué «citas importantes» reproduje erróneamente y qué fue lo que conscientemente omití?
Por mi parte, prometo proporcionar todas las explicaciones necesarias. Si no lo hacen —y desde ya me atrevo a afirmar que no podrán hacerlo— usted y sus lectores se podrán convencer de que fueron conscientemente engañados por informantes llenos de prejuicios.
Suyo sinceramente,
León Trotsky