Carta al Politburó[156]
15 de febrero de 1931
Ustedes saben, desde luego, por intermedio del embajador soviético en Berlin[157], que el juicio entablado por mi contra el editor Schumann de Dresden, propietario de la firma K. Reissner, ha pasado al tribunal de apelación siguiente por iniciativa del editor, que perdió el juicio en las dos primeras instancias, en Berlín y en Dresden.
Ustedes también saben, por intermedio de la oficina de Berlín, que entabló relaciones muy estrechas con el editor de Dresden desde el comienzo mismo de mi pleito con él y le encargó un trabajo muy importante para el gobierno soviético, que Schumann exige que le envíe el manuscrito de mi libro Lenin y los epígonos[158], obviamente con la idea de que la posesión de dicho manuscrito contribuirá a cimentar sus relaciones con ciertas agencias del gobierno soviético.
El nuevo tribunal (el Oberlandesgericht) ha resuelto que no puede limitarse a examinar los aspectos puramente jurídicos del caso, sino que debe investigar sus fundamentos políticos. Con ese fin, basándose en recomendaciones de la Universidad de Leipzig, resolvió solicitar la opinión de expertos en la materia. El tribunal planteó los siguientes interrogantes para que el experto investigue. Cito textualmente:
1) ¿Cómo se deben considerar las relaciones entre Trotsky y Kerenski?
a) ¿En qué se contradicen las respectivas posiciones políticas de ambos hombres?
b) ¿Cómo afectaron dichas contradicciones las relaciones personales entre Trotsky y Kerenski?
En concreto: ¿trató éste de destruir físicamente a Trotsky?
2) Considerando el nivel alcanzado por la investigación histórica, ¿se puede establecer que el libro de Kerenski contiene afirmaciones objetivamente mendaces con respecto a Lenin y al bolchevismo? De ser así, ¿en qué medida constituyen injurias contra Trotsky, fuera del simple hecho de llamarlo por su nombre?
La importancia política de estas cuestiones trasciende enormemente los límites de mi pleito contra Schumann. Si bien el tribunal de Leipzig no representa, naturalmente, la ultima instancia de apelaciones de la historia, un argumento político ambiguo o desfavorable incluido en las fundamentaciones de la sentencia del tribunal[159] podría añadir leña al fuego, no sólo de los emigrados rusos sino también de la burguesía del mundo entero, y por mucho tiempo. En cambio, una respuesta clara e inequívoca del tribunal a las preguntas que él mismo ha formulado significaría un golpe muy serio para los enemigos más pérfidos de la Revolución de Octubre y del bolchevismo.
En sí, las calumnias de Kerenski son tan burdas y contradictorias que el tribunal, independientemente de sus simpatías políticas, responderá correctamente las preguntas citadas si sus abogados y el asesor académico disponen de los documentos y referencias necesarias.
Obviamente, ningún abogado extranjero, por serio y responsable que sea, está en situación de investigar a fondo el testimonio de Kerenski y otros sobre la supuesta «venalidad» de los bolcheviques. Ustedes seguramente saben que, al llegar el pleito al tribunal, no tendré la oportunidad de estar en Alemania para presentar in situ las aclaraciones y refutaciones necesarias.
Varado en Constantinopla, donde no hay biblioteca ni dispongo de las publicaciones soviéticas, ni siquiera pude confeccionar una lista de los materiales impresos que necesitarán el abogado y el asesor académico, ni aun de los documentos más importantes sobre el caso contra los bolcheviques después de las Jornadas de Julio.
Al apelar a ustedes con esta carta, dejo totalmente de lado las cuestiones que nos separan, y en particular las circunstancias que los llevaron a aliarse con Schumann para obtener el manuscrito de mi libro. El curso de los acontecimientos ha colocado este pleito legal en un nuevo plano, que nos obliga a constituir un frente único. No es necesario que yo les indique cómo intervenir en este caso para ayudar al tribunal a hallar la verdad. Ustedes tienen en sus manos todos los materiales necesarios impresos y de archivo. Por otra parte, la oficina de Berlín, que se mantiene al tanto del juicio en todos sus detalles, no tendría la menor dificultad en poner los materiales necesarios a disposición del asesor académico y de la persona que representa mis intereses, intereses que, como resultará claro para todos, coinciden con los del partido de Lenin.
Aguardo con ecuanimidad cualquier medida que consideren oportuno tomar.