El papel de la Liga Comunista de Norteamérica en Europa[287]
25 de diciembre de 1931
Comité Nacional de la Liga Comunista de Norteamérica
Estimados camaradas:
Dentro de unos días recibirán una circular que envié a las secciones nacionales acerca de nuestros éxitos y nuestros fracasos. También nos referimos en la carta a un camarada norteamericano que publicó un informe escandaloso sobre Rusia. Ese norteamericano es Miller. Me lo presentaron como recomendado por un camarada de la Oposición norteamericana. Considero que no puede haber sido así y me alegrará mucho que aclaren el malentendido.
En mi carta también tuve que tomar posición contra nuestro amigo Shachtman. La copia adjunta de mi carta al propio camarada Shachtman les permitirá entender mis razones. Mis esfuerzos por encontrar un lenguaje común con él sobre los problemas europeos más discutidos nunca se vieron coronados por el éxito. Me parece que en estas cuestiones, en alguna medida distantes de Norteamérica, el camarada Shachtman se dejó —y se deja— guiar más por simpatías personales y periodísticas que por consideraciones políticas fundamentales.
Sé muy bien que desde Norteamérica no les resulta fácil comprender inmediatamente las luchas internas de la Oposición europea y adoptar una posición precisa al respecto. Y nadie puede exigírselos. Sin embargo tienen que comprender que aquí no cae muy bien que el camarada Shachtman, presumiblemente con el apoyo de la sección norteamericana, adopte en los momentos críticos una posición que se contrapone totalmente con la lucha que desde hace tiempo vienen librando los elementos progresivos de la Oposición y sobre cuya base se llevó a cabo una determinada selección. Por supuesto ni se me ocurre privar al camarada Shachtman del derecho a intervenir todo lo que quiera en los asuntos europeos, de acuerdo a sus puntos de vista e inclinaciones. Pero entonces hay que dejar claro que sólo se trata de uno de los camaradas dirigentes norteamericanos, no de la Liga de Norteamérica como organización.
No tomen a mal estas observaciones; el único interés que las dicta es la causa.
Con los mejores saludos comunistas,
Suyo,
L. Trotsky