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¿Está loca? Ansset lo pensó más de una vez. No podía imaginar otra razón para que lo tuviera encerrado en completo silencio. Ni el silencio ni los cantos servían para nada. ¿Qué quería?

¿Me odia? Se había planteado aquella pregunta con frecuencia durante los últimos años. Durante su prohibición, la presión le había parecido casi insoportable. Pero confiaba en ella… ¿en quién si no podría confiar? Era terrible saber que todo el mundo se preguntaba qué era lo que había hecho mal cuando sabía que no podía decírselo porque no había hecho nada mal. Y las descabelladas ideas que Esste tenía sobre su mente… a menudo no podía comprender a dónde quería llegar, pero a veces sentía que se acercaba. Ella le acusaba de no cantar acerca de sí mismo. Y sin embargo él sabía que sus cantos eran la máxima alegría de su vida. Mirar a las personas, comprenderlas, cantarles y cambiarlas; casi las recreaba, casi sentía que podía cogerlas y rehacerlas, convertirlas en mejores que antes. ¿Cómo era posible que aquello no surgiera de él? Y ahora, silencio. Silencio hasta que le dolía la cabeza. En toda su vida no se había producido un silencio semejante, y no sabía qué hacer con él. ¿Por qué te acercaste tanto a mí si sólo pretendías acabar conmigo? Y sin embargo Esste no intentaba acabar con todo; aquí, en la Sala Alta, estaba pasando todo el tiempo con ella. No, Esste no estaba intentando herirle. Había un propósito en todo esto. Un loco propósito.

De alguna manera, me ha malinterpretado. Ansset se entristecía al pensar que nadie pudiera comprenderle. No podía esperarlo de los niños; los maestros y profesores apenas le conocían; pero Esste… Esste le conocía mejor que nadie. Le he cantado todas las canciones que sé, y las ha rechazado. Le mostré que podía cantar ante un teatro lleno de extraños y cambiarlos, y me dijo que había fracasado. No puede admitir que soy capaz de hacer algo bien.

¿Está celosa? Ella misma fue un Pájaro Cantor. ¿Puede ver que soy mejor que ella y por eso quiere herirme? Aquella idea le atraía porque tenía cierta explicación racional. Podría ser cierta, mientras que la locura estaba totalmente fuera del tema, no importaba lo a menudo que intentara convencerse de ello. Está celosa.

Si Esste se diera cuenta, dejaría de perseguirle. Podrían ser amigos otra vez, como aquel día en las montañas, junto al lago, cuando le enseñó el Control. Pero el lago… Aquello estaba claro, le había enseñado la razón para el Control: No era sólo una cuestión de no llorar, no reír, o de quedarse callado hasta que dijeran lo contrario, todas las cosas sin sentido contra las que se había rebelado, y que había odiado y lamentado mientras estudiaba en las Salas Comunes. El Control no tenía como fin atarlo, sino llenarlo. Y el mismo día de la lección se había relajado, permitiendo que el Control, en vez de ser algo externo que le presionaba, fuera algo en su interior que le mantuviera seguro. Nunca he sido más feliz. Era como si la angustia y el miedo que siempre le habían amenazado antes, hubieran desaparecido. Me convertí en un lago, pensó, y sólo cuando canto se vierte agua. Incluso entonces, cantar es fácil, algo que se produce suave y naturalmente. Gracias al Control puedo ver la pena y comprendo su canción. No me asusta como antes… me da música. La muerte es música, y el dolor, y la alegría, y todo lo que la gente siente… todo es música. Yo la dejo entrar y que me llene, y sólo sale música de mí.

¿Qué está intentando hacer? Ni ella lo sabe.

Tengo que ayudarla. He usado mi música para ayudar a los extraños en Encrucijada, para despertar las almas dormidas de Ciénaga. Pero nunca la he usado para ayudar a Esste. Está preocupada y no sabe por qué, y cree que es culpa mía. Le mostraré qué es lo que teme realmente, y entonces tal vez me comprenda.

Cuando canté, traté de calmar su miedo. Esta vez se lo demostraré más claramente que nunca.

Y tras tomar aquella decisión, Ansset se durmió en la octava noche de su estancia en la Sala Alta. No mostró, naturalmente, ningún signo externo de lo que había pasado por su mente. Su cuerpo permaneció tan rígido como cuando cantaba, como cuando dormía.