CUANTO más tiempo llevaban parloteando, más altisonantes y retóricos se hacían sus deseos. Cuando cada uno se había echado al cuerpo más de diez copas, empezaron a jalear e hipar.

En aquel momento le tocaba nuevamente el turno a Tirania:

Ponche de los ponches, cumple mis deseos:

La riqueza, de la que todos alardeamos

y que es motivo de felicidad… ¡Hip!,

no se obtendrá a costa de los despojados,

que sufren abusos sin piedad.

Y luego volvió a dejarse oír la voz de Sarcasmo:

Ponche de los ponches, cumple mis deseos:

Las fuentes de energía más peligrosas

serán suprimidas de cuajo… ¡Hup!

El viento y el sol son otra cosa,

nos ayudarán en el trabajo.

Tras la copa siguiente, la bruja gritó:

Ponche de los ponches, cumple mis deseos:

Sólo lo bueno y real será objeto de venta,

aquello que el trabajo del hombre fomenta.

Con la vida, la justicia y la conciencia,

nadie deseará tener desavenencias… ¡Hop!

Y el mago roncó:

Ponche de los ponches, cumple mis deseos:

Que no aparezcan nuevas enfermedades,

ni de forma natural ni artificiales… ¡Hopla!

Y las viejas tienen que desaparecer

¡a la una, a las dos, y a las tres!

Y cada uno de ellos volvió a echarse al coleto una copa llena, y Tirania chilló:

Ponche de los ponches, cumple mis deseos:

Los niños se sentirán alegres

y tendrán confianza en el futuro… ¡Hup!

El lema será que sean felices

¡aunque haya que derribar muros!… ¡Hip!

Y Sarcasmo recitó una nueva estrofa, y así siguieron y siguieron. Fue una especie de carrera de rimas y libaciones en la que a veces uno y a veces otro llevaba una ligera ventaja, pero ninguno lograba despegarse definitivamente del otro.

Al cuervo y al gato los llenaba de pavor y temblor lo que veían y oían. Porque ellos no podían comprobar lo que acontecía en el mundo exterior tras la formulación de aquellos deseos. ¿Habría surtido efecto aquel único toque, hasta entonces inaudible, del repique de Año Nuevo? ¿O tal vez había sido demasiado débil para neutralizar el diabólico poder de inversión del ponche? ¿Y si el mago y la bruja estaban en lo cierto y ocurría exactamente lo contrario de los deseos que formulaban? En ese caso, habría comenzado a desencadenarse la peor catástrofe para el mundo entero, y ya nadie podría detenerla.