Glosario

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a-operatorias (metodologías). Metodologías a-operatorias son aquellos procedimientos de la construcción científica en virtud de los cuales son eliminadas o neutralizadas las operaciones iniciales a fin de llevar a cabo conexiones entre sus términos al margen de los nexos operatorios (apotéticos) originarios.

Situaciones a. La de los campos gnoseológicos entre cuyos términos no figuran sujetos operatorios en cuanto tales, a j-operatorias (metodologías). Característica de una metodología que, principalmente como efecto de un regressus a partir de operaciones que han determinado construcciones previas, logra establecer vínculos entre los términos como si estuvieran ofrecidos independientemente de todo nexo operatorio, a2-operatorias (metodologías). Característica de una metodología que, no ya en la línea del regressus hacia conexiones anteriores o previa a toda operación, sino partiendo de éstas, y en progressus, alcanza a determinar contextos envolventes capaces de establecer nexos, estructuras o procesos no operatorios entre los términos tratados. Los nexos, estructuras o procesos determinados, o bien son genéricos (a los campos naturales y a los humanos) -y en este caso hablamos de metodologías I-a 2- o bien son específicas (a los campos humanos) -y en este caso hablamos de metodologías II-a2-.

fi-operatorias (metodologías). Metodologías fi-operatorias son aquellos procedimientos de la construcción científica en virtud de los cuales las operaciones del sujeto gnoseológico resultan análogas a las operaciones atribuidas a términos de un campo en situación E.

Situaciones fi. Las de los campos gnoseológicos (propios de las ciencias humanas y etológicas, sociales y culturales) entre cuyos términos figuren sujetos operatorios (animales o humanos) análogos (o de escala similar) a los sujetos gnoseológicos. fíj-operatorias (metodologías). Son características de las disciplinas científicas que en su regressus de las operaciones hacia estructuras o esencias determinantes no desbordan el terreno operatorio, sino que se detienen en algún modo de determinación que pueda ser constituido en su mismo ámbito. En el modo genérico (I-fi,) las determinaciones se constituirán a través de objetos o artefactos técnicos o tecnológicos, a su vez producidos por operaciones (verum est facturri)-, en el modo específico (II-fii) la determinación de las operaciones estaría constituida por otras operaciones (tal sería el caso de la «teoría de juegos» o de las disciplinas psicológicas del condicionamiento operante). fí2-operatorias (metodologías). Son propias de las disciplinas humanas y etológicas, llamadas por algunos «práctico prácticas»; son disciplinas que, en lugar de iniciar el regressus hacia estructuras o esencias determinantes, se mantienen en la línea de su progressus como construcciones de fenómenos técnicos o prudenciales (jurisprudencia, arte, etc).

Anamórfosis. Procesos en los cuales se constituyen determinadas estructuraciones nuevas respecto de otras precedentes establecidas, partiendo de ellas, pero no por «emergencia» o por «transformaciones epigenéticas» (o metamorfosis), sino por des-estructuración y refundición consecutiva de las partes antecedentes con el nuevo orden. Hay anamórfosis en la transformación del polígono inscrito en circunferencia, y hay anamórfosis en la transformación de una banda de homínidos en una sociedad política.

Anastomosis, (de stoma = boca, abertura). Tecnicismo anatómicomédico que designa la comunicación, tras las aberturas (naturales o artificiales) pertinentes, entre dos vasos sanguíneos o entre dos nervios. En el texto (§2) se toma este tecnicismo para construir una designación, por extensión, de la comunicación viviente entre ramas culturales procedentes de troncos de árboles distintos (utilizados como símbolos de las relaciones entre culturas).

Apotético. Término con el que designamos la posición fenomenológica (o locus apparens) característica de los objetos o situaciones que constituyen nuestro «mundo entorno», en tanto se nos ofrecen a distancia, y «con evacuación de las cosas interpuestas» (que, sin embargo, hay que admitir para dar cuenta de las cadenas causales, supuesto el rechazo de las «acciones a distancia»). Son apotéticas las conductas de acecho de los animales, la captación del significado de los comportamientos de otros sujetos, los planes, proyectos, símbolos, etc En el texto se presupone que lo que suele designarse como «conciencia» o «alma» se caracteriza, mejor que por apelación a la metáfora de «lo interior» (el «dentro» espiritual, opuesto al «fuera» material), apelando a las estructuras apotéticas. Tener «conciencia estética» de una obra cultural, de un cuadro de Picasso, por ejemplo, es antes tener conciencia apotética del cuadro y de su relación con otros objetos, que experimentar vivencias, vibraciones emocionales, relajamientos cenestésicos de naturaleza subjetiva psicofisiológica. Las «vivencias» nos remiten al propio cuadro, y su belleza o fealdad, o, en general, su valor estético, ha de ponerse en el cuadro mismo, en cuanto percibido apotéticamente, pero no en la percepción subjetiva del cuadro.

Axiológico. Término que se utilizó en la llamada «teoría de los valores» o Axiología (Ehrenfelds, Scheler, N. Hartmann, etc) para designar aquello que tiene las características de un valor o de un contravalor (estético, como bello o feo; ético, como bueno o malo-, económico, como caro o barato-, vital, como sano o enfermo-, religioso, como santo o satánico) en contraposición a lo que solamente tiene las características de un ser o de un bien, en sí neutro, aun cuando sea «soporte» o «portador» de un valor.

Base / Superestructura. La distinción base/superestructura es una metáfora que en el Prefacio a la Introducción a la crítica de la Economía Política de Marx tiene un alcance crítico y preciso. En las coordenadas de El mito de la cultura, sobreentendemos que el Prefacio de Marx presenta las superestructuras en cuanto morfologías culturales susceptibles de desplomarse en el proceso de evolución del todo complejo; y precisamente cuando se desmoronan, porque la base ha cambiado, es cuando se manifiestan como tales superestructuras. Pero esta metáfora sugiere una visión estática de la realidad: la base es el soporte y las superestructuras vienen a ser una excrecencia, una floración que puede tener alguna reacción sobre la base, pero que no se sabe muy bien cuál pueda ser su función en la producción (¿un software respecto del hardwareb amp;svzo, como sugería Klaus?, ¿una capa ideológica destinada al control social de los individuos de la sociedad correspondiente a la cultura de referencia?). De hecho la distinción fue desarrollada por el Diamatca. una perspectiva dualista, dogmática y no crítica, de suerte que base terminaba equivaliendo a materia (otras veces a «Naturaleza») y superestructura a espíritu (otras veces a «Hombre»); pues,

a fin de cuentas, el Arte, la Religión, la Filosofía o el Derecho -es decir, ios contenidos de la «cultura» en el sentido más tradicional- se adscribían al terreno de las superestructuras. De este modo la distinción, en los años veinte y siguientes, vino a ponerse al paso de las distinciones que se establecían en la Axiología o Teoría de los Valores coetánea (la de Max Scheler o la de Nikolai Hartmann) entre bienes y valores (los valores más altos eran los más débiles y necesitaban del apoyo o tutela especial del «Estado de Cultura»). ¿Acaso la distinción de Marx debe considerarse hoy inútil y aun peligrosa? No necesariamente, pues en ella se hace presente una distinción fundamental pero que necesita ser «vuelta del revés», como tantas otras distinciones de Marx. La base soporta, sin duda, a la superestructura, pero no como los cimientos soportan los muros del edificio, sino como el tronco de un árbol soporta las hojas o como, mejor aún, los huesos del organismo soportan los demás tejidos del vertebrado: las hojas no son meras secreciones del tronco, sino superficies a través de las cuales se canaliza y se recoge la energía exterior que hace que el tronco mismo pueda crecer; los tejidos del vertebrado no brotan de los huesos, sino ambos del cigoto. Por consiguiente, las superestructuras desempeñan el papel de filtros, canales, etc de la energía exterior que sostiene a la base del organismo; por lo que el «desplome» del organismo tendrá lugar internamente (sin perjuicio de que pueda agotarse la energía exterior que lo alimenta) cuando las superestructuras comiencen a ser incapaces de captar la energía o de mantener el tejido intercalar que la canaliza dentro de su morfología característica. Esta es la razón por la cual solamente cuando haya habido un cambio efectivo la realidad de las superestructuras se manifestará como tal, por su incapacidad para «realimentar» a la base, sin la cual el sistema no se sostiene. Pero cuando el sistema morfodinámico funcione, las estructuras que forman parte de su fisiología no podrán considerarse propiamente como superestructuras: una catedral, en la sociedad medieval, no es una superestructura de la «base feudal», sino que es un contenido a través del cual la producción se desarrolla según formas económicas, políticas, ue contacto social, de conformación ue jerarquías, con funciones de banco, de fuente de trabajo, etc Según esto, mientras no faltasen los recursos energéticos del entorno feudal (incluyendo aquí a las otras sociedades) las catedrales no podrían considerarse como «sobreañadidas», sino como partes internas de la anatomía de esa «cultura feudal»; cuando los recursos se agotan, porque se han desarrollado nuevas formas de producción, las catedrales podrán impedir que el sistema subsista y determinarán la ruina de su base, que se desplomará sustituida por otra.

La propia idea de Cultura sustituirá, como se dice en este libro, a la idea superestructural de la Gracia, y hasta cabría construir, en paralelismo con la fórmula medieval, supuesto que se reaplique (como de hecho se hace) la antigua Idea de la Gracia, en la medida en que permanece remanente, al nuevo Reino de la Cultura (que se había formado a sus expensas), una nueva fórmula: Gratia culturam non tollit sedperficit.

Uno de los principales efectos de esta reaplicación de la Idea de la Gracia a la Idea de la Cultura será la liberación del Yerbo Divino respecto de las redes de la Cultura grecolatina, en las cuales aparecía atrapado; pues ahora cabrá reconocer que cada cultura (en el sentido antropológico-político), y no sólo la judeo helénica, encierra las «semillas del Verbo». Este reconocimiento se hace explícito en algunas corrientes radicales de la Teología de la Liberación a raíz, sobre todo, del Quinto centenario del descubrimiento de América: «El desafío, hoy, es realizar una evangelización bajo el signo de la liberación [en lugar de hacerlo, como dicen que se hizo, bajo el signo de la colonización]», afirma Leonardo Bofif, y añade: «cada cultura hará su asimilación del Evangelio con la certeza de que jamás vamos a asimilar totalmente el Evangelio». Mediante esta desconexión del Evangelio del contexto histórico cultural en el cual de hecho se constituyó, se pretende salvaguardarlo de la historicidad de las culturas. Y esto dicho sin perjuicio de la querencia hacia las culturas de América Latina, «que son tan grandes, con tantos valores, que pueden asumir el Evangelio y desde el Evangelio aportar a los cristianos otros rastros de la verdad».

Causa sui. «Causa de sí mismo». Por tanto, condición de una causa en virtud de la cual su sustancia consistiese en ser efecto de su propia causalidad. Esto haría que la causa sui debiera ser «anterior a sí misma», pues la causa es anterior al efecto; por ello la idea de causa sui la consideramos absurda. La raíz de este absurdo no es otra sino el hecho de estar constituida a partir de una relación aliorrelativa (la de causa a efecto), una relación reflexiva que, por tanto, es contradictoria y tan sólo puede reconocerse (como sin duda la han reconocido algunos filósofos, entre ellos Benito Espinosa, 1632-1677) a título de concepto límite contradictorio, a la manera del concepto de «distancia cero» entre dos puntos A y B. No ha de confundirse la idea limite de causa sui con la idea de la causalidad circular (A-»B-*C-*D-». . .A) porque en el círculo causal el primer eslabón y el último no son el mismo sustancialmente (dutos) sino sólo esencialmente (isos).

Civilización. En un sentido antropológico amplio el término «civilización» suele utilizarse como equivalente al término «cultura» (sobre todo este término designa un sistema morfodinámico). En un sentido más restringido las civilizaciones (de civitas) son las culturas en su estado más desarrollado; para los antropólogos clásicos, inmersos en la ideología «progresista», las civilizaciones constituían el término más alto del desarrollo de las culturas primitivas (salvajes o bárbaras) y, por ello, podían caracterizarse por la nota de la universalidad.

Cogenérico, as. Se dice de las notas que, aunque sean características de una especie dada (zoológica, social, etc), y que, por tanto, no autorizan a subsumir la especie en su género (haciendo de las notas subgenéricas una mera reiteración de los géneros), sin embargo tampoco autorizan a disociar las especies del género, puesto que estas notas específicas, aunque peculiares, forman con las notas específicas de otras especies del género un «sistema» de alternativas único, cogenérico. La dotación cromosómica del hombre es distinta de la de los primates, pero es cogenérica con la de ellos; la pentadactilia es, en cambio subgenérica, mientras que la capacidad del lenguaje fonético articulado no es ni subgenérica ni cogenérica, sino transgenérica.

Contextos de descubrimiento / contextos de justificación. Distinción debida a Hans Reichenbach (1891-1953) con la que se pretende subrayar la disociación, en el curso de la investigación científica, entre los procesos (subjetivos psicológicos o sociales) que conducen al descubrimiento de una ley o teoría científica y aquellos otros en virtud de los cuales esa ley o teoría se demuestra o, al menos, se justifica lógicamente (objetivamente). La disociación se utiliza, a veces, como fundamento de la posibilidad de segregar las cuestiones de Historia y de Psicología de la ciencia de la exposición sistemática de la ciencia misma. A veces, los procesos de descubrimiento tienen lugar por caminos muy diferentes de aquellos a través de los cuales se justifica o se demuestra lo que se ha descubierto; o, lo que es

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nen que ver, a veces, con los que condujeron al descubrimiento. La distinción, interpretada desde una perspectiva psicológica, puede parecer trivial. Pero deja de serlo en cuanto tenemos en cuenta su dialéctica peculiar. Pues aun cuando los procesos del descubrimiento se conciben como psicológicamente previos a los procesos de justificación, sin embargo no es fácil admitir cómo puede hablarse de un descubrimiento previamente al proceso de su justificación; pues antes de esta justificación no es posible distinguir un descubrimiento efectivo de un descubrimiento aparente. El «descubrimiento» de los canales de Marte, a finales del siglo XIX, no fue tal descubrimiento, puesto que los supuestos canales no pudieron justificarse como tales, sino como «artefactos» de los telescopios. Según esto cabría decir que el descubrimiento, en general, es posterior a la justificación, y que sólo cuando hemos demostrado algo podemos afirmar retrospectivamente que lo hemos descubierto.

Crisis / Lysis. Tomamos aquí estos términos en su sentido hipocrático (que, en este caso, parece que tienen más que ver, según Laín, con la tradición de Cos que con la de Cnido). «Crisis» designaría el concepto de una modificación, generalmente súbita, de un estado de enfermedad (entendida, a su vez, con un estado relacionado con una defectuosa cocción -pepsis- de los componentes del organismo) y que, o bien se resuelve con el restablecimiento del equilibrio del organismo enfermo (se habla entonces de lysis) o bien dejando abierta la puerta a la posibilidad de la recidiva, o incluso con la terminación letal del proceso morboso.

Cultura (en sentido antropológico). Nos atenemos a la definición de E.B. Tylor (Primitive Culture, Chicago 1871): «La cultura o civilización, en sentido etnográfico amplio, es aquel todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos o capacidades adquiridos por el hombre en cuanto miembro de la sociedad».

Cultura circunscrita. Denominamos de este modo (buscando la mayor neutralidad axiológica posible) al conjunto de aquellos contenidos culturales (teatro, música, pintura, danza, literatura, cine, folclore…) que, desde el punto de vista de la idea del «todo complejo» pueden considerarse como «circunscritos» (a efectos de tutela, promoción, etc) por instituciones tales como puedan serlo un Ministerio de Cultura o análogos, públicos o privados (Consejerías de Cultura, Casas de Cultura, Fundaciones de Cultura, Concejalías de Cultura, etc). Los contenidos denotados en estas «culturas circunscritas» o «selectas» suelen, por otra parte, sobreentenderse como los contenidos más característicos de la «cultura por antonomasia» (la tecnología industrial, la ciencia o incluso la educación, aunque son también partes del «todo complejo», quedan fuera, en general, de círculo de la «cultura circunscrita»; pertenecen a la jurisdicción de los Ministerios de Industria, de Ciencia o de Educación).

Cultura compleja instrumental. Denominamos de este modo al conjunto de contenidos culturales (un subconjunto o parte del «todo complejo») que, sin necesidad de caer dentro de la jurisdicción de un Ministerio de Cultura (antes bien, estos contenidos se aproximan más a los contenidos de los Ministerios de Educación), constituyen una cierta unidad pragmática, derivada del hecho de formar parte del «repertorio» de habilidades o conocimientos que un individuo adulto que vive en la «sociedad universal» del presente debe poseer a efectos de su adaptación a las capas de rango intermedio (nacional e internacional) de la sociedad planetaria. La cultura compleja instrumental es, ante todo, una cultura subjetual, constituida por la participación en los contenidos de la cultura social y objetiva a titulo de instrumentos preparatorios de los individuos en su proceso de adaptación y control de su entorno cultural. La cultura instrumental compleja, en cuanto cultura destinada a «preparar» a los individuos para la «vida del presente» incluye, por ejemplo, el «gobierno» de artefactos tales como el automóvil, las cámaras fotográficas o de vídeo, el ordenador, la posesión práctica (no ya filológica o literaria) de dos o más «lenguas universales», además de la nativa, el conocimiento de las instituciones administrativas, económicas y políticas de los principales países del mundo, el conocimiento y «control», como instrumentos sociales, del «estado del teatro, de la literatura o de la pintura» que tienen que ver con la cultura circunscrita.

La cultura instrumental compleja puede considerarse como la forma hacia la cual ha evolucionado, en la sociedad universal de finales de siglo, la «cultura general» que, a principios del siglo XX, era requerida en el ámbito de las sociedades nacionales. La adquisición de una cultura compleja instrumental es uno de los motivos principales del repliegue de los intereses filosóficos.

Culturaintersubjetiva (intersomática, social). Es el conjunto de instituciones, costumbres, ceremonias, etc, que constituyen las pautas del comportamiento de los individuos en cuanto miembros de un grupo social.

Culturamorfodinámica. Denominación de la unidad del sistema constituido por la concatenación causal circular de un conjunto de contenidos culturales subjetuales, sociales y materiales, en tanto que una tal concatenación da lugar a un equilibrio dinámico de las formas a escala operatoria dada. Podrían ser ejemplos de culturas morfodinámicas: la cultura del Egipto faraónico de las cuatro primeras dinastías, la cultura griega clásica (o «cultura de la polis»).

Cultura o bj etiva (objetual). Es, ante todo, la cultura social y la cultura material o extrasomàtica (desde los cultivos hortelanos hasta las esculturas que decoran un edificio).

Cultura subjetiva, o cultura en sentido subjetivo, equivale al «cultivo del espíritu o del cuerpo» según las pautas establecidas por la cultura objetiva.

Cultura subjetual. Es la cultura subjetiva, pero subrayando lo que el sujeto tiene de entidad real-positiva intrasomática (por ejemplo, la cultura de un pianista respecto de sus dedos, o la de un culturista respecto de sus músculos) y no meramente de entidad mental-metafísica.

Diafonía. Podría traducirse por desconcierto o disparidad de opiniones. Era un término utilizado por los escépticos griegos para designar el argumento contra la posibilidad de los conocimientos humanos fundado en la discrepancia de las opiniones de los «expertos».

Dialelo antropológico. Situación determinada por la estructura gnoseològica del campo antropológico en virtud de la cual, y a fin de alcanzar una construcción racional dada en el ámbito de ese campo, se hace necesario proceder circularmente («dialelo») pidiendo, en cierto modo, el principio de lo que busca ser construido. La «construcción del hombre», en el sentido de la teoría de la evolución, sólo puede llevarse a cabo cuando reconocemos que el hombre ya se ha producido: si, por ejemplo, podemos reconstruir la «invención del fuego», o del lenguaje, o del Estado, etc, es porque presuponemos ya que el fuego, el lenguaje o el Estado están ya dados. El postulado del «dialelo» considera una ficción la presentación de la aparición o emergencia del hombre, o del fuego, o del lenguaje o del Estado a partir exclusivamente de la consideración de la evolución de primates prehumanos (dryopitecos, póngidos, etc).

Diamérico / Metamerico (de día = a través de, meta = más allá, y meros = parte). Dado un término o configuración definida, diamérico es todo lo que concierne a la comparación, relación, cotejo, confrontación, inserción, coordinación, etc, de este término o configuración con otros términos o configuraciones de su mismo nivel holótico (distributivo o atributivo), nivel por tanto homogéneo según los criterios de homogeneidad pertinente. La relación de un organismo con otro de su misma especie, o la de una célula con respecto a otras células del mismo tejido es diamérica. Para un término o configuración dada es metamèrica toda relación, comparación, inserción, etc, de ese término o configuración con otros de superior (a veces inferior) nivel holótico. La relación de un organismo

individuai con el continente en el que vive o con las estructuras subatómicas que lo constituyen es metamética. …..

Ekpyrosis. Tecnicismo utilizado por los estoicos de la primera época (o Stoa antigua: Zenón, Cleantes…) para designar la supuesta «conflagración o incendio universal» mediante el cual el Cosmos quedaría destruido y, a la vez, purificado; también defendió la doctrina de la ekpyrosis Posidonio de Apamea (135-51 a.n.e), considerado como máximo representante de la Stoa media.

Emic. Concepto introducido por Pike para designar la perspectiva que adopta el lingüista, sociólogo, etnólogo, etc, cuando «se sitúa en el punto de vista del agente o agentes» en el momento de describir una ceremonia, una institución, un discurso, etc, a cargo, generalmente, de miembros de culturas distintas de las del investigador (el término emic es una generalización del sufijo del término «fonèmica»). «Colón en sus viajes descubrió las costas del Cipango y del Catay» es una proposición emic, cuyo error retrospectivo, sin embargo, no debe hacernos olvidar que ella guió los pasos del Almirante.

Espíritu objetivo. En el sistema de Hegel es el «segundo momento» de los tres que comprende el despliegue del espíritu (como ser-en-sí) una vez que, dejando atrás a la Materia (como ser-fuera-de-sí) emprende el camino «hacia sí mismo», a saber: Espíritu subjetivo, Espíritu objetivo y Espíritu absoluto. Por medio de la idea de Espíritu objetivo Hegel reúne un conjunto de contenidos y formas del campo antropológico (los que tienen que ver con lo que hoy llamamos, sobre todo, Derecho, Sociología, Política y Economía política) caracterizándolos por su condición humana, desde luego, pero no tanto en sentido individual cuanto supraindividual y con efectos deterministas implacables sobre los individuos: el «espíritu objetivo» no tiene propiamente alma; es un desalmado (en expresión de Ortega). Sin embargo, ofrece los canales, marcos o pautas mediante las cuales las «almas» pueden conformarse. El Espíritu objetivo se manifiesta, en primer lugar, como Derecho; en segundo lugar como Moral; y en tercer lugar como Costumbreidad (o Institucionalidad: Sittlichkeit, de Sitten = costumbres, instituciones; los italianos traducen eticidad). La Sittlichkeit se despliega, a su vez, según tres momentos de creciente complejidad: el de la familia, el de la sociedad civil y el del Estado.

Etic. Concepto introducido por Pike para designar la perspectiva que adopta el lingüista, sociólogo, etnólogo, etc, cuando se sitúa en un punto de vista que no es el del agente, sino el suyo propio, generalmente, en el momento de describir una ceremonia, una institución o un discurso, etc, a cargo de miembros de culturas distintas de las del investigador (el término etic es una generalización del sufijo del término «fonética»). «Colón, en sus viajes, descubrió diferentes islas del Caribe, así como las costas del continente americano» es una proposición etic.

Eutaxia («buen orden»). Designamos con este término un concepto que generaliza ciertas definiciones aristotélicas {Política, 1321a: «La salvación de la oligarquía es la eutaxia»), a cualquier tipo de sociedad política. Eutaxia, en su sentido político general, significa «buen orden político», en donde bueno no dice tanto «santidad», «justicia», etc, cuanto «capacidad» o «virtud» del sistema para mantenerse en el curso del tiempo, dejando de lado los medios que él utilice.

Finís operantis / Finis operis. Distinción escolástica que establece la posibilidad de que la obra que ha sido diseñada en función de un propósito determinado de su agente o agentes (fin del operante) se desenvuelva según una trayectoria objetiva (fin de la obra) o desencadene efectos subsiguientes que ni siquiera fueron previstos por el agente o agentes. Entre los fines subjetivos de quienes convocaron los Estados generales en la Francia de 1789, desde el rey hasta los hombres públicos que le rodeaban y el último ciudadano, durante todos los meses que siguieron a la apertura de los citados Estados generales, no figuraba la abolición de la monarquía; sin embargo, los sucesos condujeron a sus agentes por los caminos de la revolución: «Todos fueron dirigidos por los sucesos, en vez de ser directores de ellos; parecían actuar como gentes perturbadas o movidos por las fuerzas fatales e inconscientes de la tragedia griega».

Gnoseológico, a. Relativo a la teoría de las ciencias. Se toma aquí como término contrapuesto a epistemológico, reservado para la teoría del conocimiento (ya sea científico, ya sea precien tífico o praetercientífico). Es una tarea gnoseológica, más que epistemológica, la de diferenciar el «estilo» de las ciencias matemáticas respecto del «estilo» de las ciencias antropológicas; es una tarea epistemológica la de establecer las diferencias entre el tipo de conocimiento de su mundo entorno que puede alcanzar un niño de dos años y el que puede alcanzar un niño de siete años.

Hipóstasis, hipostatización. Proceso mediante el cual se «sustantifica» una propiedad, relación o atributo abstracto que, por sí mismo, no es en modo alguno sustancial. Como quiera que, en muchos casos, la «sustantificación» no consiste en concebir como sustancia lo que es un accidente o una relación, sino en concebir como atributos o relaciones simples o exentos a lo que no son sino atributos o propiedades o relaciones insertas, se hace preferible utilizar el término «hipostatización» al de «sustantificación» (que es sólo un tipo de hipostatización, más restringida). Hipostasía la relación de «igualdad» quien la trata como relación simple, cuando en realidad la igualdad no es una relación sino un conjunto de propiedades -simetría, transitividad, reflexividad- que afecta a determinadas relaciones tales como la «congruencia», la «isonomía», etc Hipostatiza el concepto de «dado perfecto» quien lo concibe como un cuerpo físico perfectamente homogéneo y no como una relación entre los dados empíricos que en el curso de jugadas indefinidas, compensa sus imperfecciones.

Inversión teológica. Llamamos inversión teológica al proceso (que habría tenido lugar en el siglo XVll) mediante el cual la idea del Dios terciario, como limite de la relación entre determinados contenidos dados en el Mundo, revierte sobre las relaciones entre los contenidos de ese mismo Mundo de suerte tal que las conexiones de los conceptos teológicos dejan de ser «aquello por medio de lo cual se habla de Dios» (como entidad transmundana) para convertirse en aquello por medio de lo cual hablamos sobre el mundo.

Isología. Tipo de unidad entre términos que, por oposición no solamente a la diversidad heterogénea (a las relaciones heterológicas) sino también a la unidad sinalógica, se caracteriza por no precisar una proximidad, contigüidad o continuidad causal, etc, entre los términos de referencia. La igualdad entre dos términos que mantienen relaciones materiales k de simetría, transitividad y reflexividad determinará entre ellos una unidad isológica; también la semejanza (que no es transitiva) es isológica, como lo es la analogía o la homogeneidad. La unidad sinalógica (de synallage = comercio, ajuntamiento) es la unidad entre términos que, aunque no sean isológicos k, mantienen un vínculo de continuidad, contigüidad, etc (la unidad entre los huesos de un mismo esqueleto es sinalógica, la unidad entre los huesos homólogos de esqueletos diferentes de la misma especie es isológica, cuando abstraemos la unidad sinalógica de estirpe).

Logos. Utilizamos en el texto este término en el contexto de la concepción operatoria (constructivista) del conocimiento humano, en tanto se da en función de las cosas por él conocidas. Según esta concepción el conocimiento, incluso el científico, comienza con el «saber hacer» técnico operatorio (entendiendo operación en su sentido eminentemente manual o fonético, es decir, en tanto implica, no ya «actos mentales» cuanto movimientos de los músculos estriados capaces de componer y separar). «Logos» es, en este contexto, no tanto la característica de una supuesta «mente lógica» sino la característica de todo aquello que ha sido construido operatoriamente (desde una cesta de mimbres ensamblados hasta un discurso de palabras) mediante composiciones y separaciones de partes que conducen a una «estructura identificable» (reproducible por tanto en principio) en un sistema general de fines biológicos o sociales.

Megárico (referente a la escuela de Megara, fundada por Euclides de Megara, y a la que pertenecieron Eubulides, Apolonio de Cirene, Diodoro Crono, etc). El adjetivo «megárico» se utiliza en esta obra, por sinécdoque, referido específicamente a las (supuestas) doctrinas de los megáricos que subrayaban, no sólo la multiplicidad de las esencias, sino también su inmutabilidad («eleática»; los eleatas en cambio negaban la pluralidad) y, sobre todo, su separación mutua y su «incomunicación», lo que obligará a dejar de considerar a las esencias como géneros (englobantes de especies); las esencias serían más bien especies únicas, mónadas esenciales. Cada esencia encerraría en la necesidad de su naturaleza todo su porvenir, que no es en realidad más que un eterno presente; lo que se expresaba en los célebres argumentos del segador («o recogéis, o no recogéis»), el «argumento perezoso» o «el vencedor», dirigidos probablemente contra la idea de potencia de Aristóteles. «Los megáricos -dirá Aristóteles- sostienen que solamente hay potencia cuando hay acto y que cuando no hay acto no hay potencia.»

Metamèrico. Véase Diamérico.

Modulaciones de una idea o concepto. Corresponden, en los contextos de las ideas o conceptos no unívocos, a lo que las especificaciones son en los contextos de los géneros unívocos; especificaciones que podrían también denominarse «absorbentes», por analogía con los «términos absorbentes» de las operaciones algebraicas [0*5=0], dado que el género, al aplicarse a la especie, la «reabsorbe», como «triángulo» reabsorbe a «equilátero» en la demostración de la relación pitagórica. Pero las modulaciones no son especificaciones de un género susceptible de ser utilizado con abstracción de ellas. Actúan, más bien, como un módulo (1*5=5), porque el concepto o idea general no puede utilizarse con abstracción de sus «modulaciones», sino que se aplica inmediatamente a ellas (a la manera como el concepto de «sistema de numeración» se aplica a «sistema decimal» o «sistema binario»).

Naciones canónicas, naciones continentales y naciones regionales (o étnicas). Dando por supuesto que el concepto de «nación», en su acepción política, cristaliza en la época moderna en el contexto de la constitución de los Estados sucesores del «antiguo régimen», llamamos «naciones canónicas» a las que efectivamente se han conformado o redefinido a «escala» de tales Estados (Francia, España, después Alemania, Italia…); llamamos «naciones continentales» a aquellas otras que posteriormente han ido conformándose en función de Estados cuyo territorio es de ámbito continental (Rusia, Estados Unidos de América, Europa como proyecto). Las «naciones regionales» no pueden ponerse en el mismo plano de realidad política de las anteriores, puesto que sólo existen en proyecto. Son

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anteriores, sino posteriores, a las naciones canónicas, pese a las pretensiones de la elite que pretende su emancipación y que se orienta a la consecución de alguna forma de Estado separado (sin perjuicio de contemplar su eventual confederación con otros Estados colindantes).

Partes determinantes, partes integrantes, partes constituyentes. Las partes materiales (y, en alguna medida, en cuanto integrantes, las formales) pueden ser tanto partes determinantes (tales como cuadrilátero C, parale-logramo P, o equilátero E, determinantes de la figura total de un cuadrado Q) como partes integrantes (del todo integrado, tales como los triángulos y t2 rectángulos isósceles cuya hipotenusa sea la diagonal del cuadrado). La composición de las partes determinantes no es aditiva (tiene sentido escribir 0=t,+u ñero no 0=P+C+Efórmula aue habrá

• -V. i ~ J, ^ ' Jt

que sustituir por Q=PnCP\E). Las partes integrantes son del mismo orden (dimensional, por ejemplo) que el todo; por ello los constituyentes (partes o momentos de diverso orden dimensional que el todo) no son partes integrantes (son constituyentes de Q sus lados y los puntos consti-

I-iH-nrrYO piip

lunvuo v-ív. ow-o vv-iuc^oy.

Partes sistáticas y partes sistemáticas. Véase Totalidades.

Refluencia. Constitución, en un proceso de construcción o de evolu

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estructuras dadas a un nivel n, de configuraciones propias de un nivel n-i, sin que esta constitución pueda ser reducida a la condición de mera reiteración o efluencia de alguna estructura genérica anterior. Hablamos de una refluencia de la estructura browniana molecular en una sociedad urbana (en la que a las moléculas corresponden ahora los ciudadanos).

Sinalogía. Véase Isologia.

Sinecoide (de sineogmos, ou=juntura, costura). Conexión característica de un término k con un conjunto de términos {a,b,c,d… n¡ cuando k debe ir vinculada necesariamente, pero alternativamente, a alguno o a varios de los términos del conjunto, pero no a ninguno de sus términos en particular (por lo cual la conexión sinecoide del término k no lo hace dependiente, sino «libre» respecto de un término dado, aunque dependa del conjunto). Un reostato puede ser analizado como un dispositivo en conexión sinecoide; los vínculos del individuo con otros individuos de su grupo social (sobre todo en sociedades complejas, por oposición a las sociedades con formas elementales de parentesco) suelen ser de tipo sinecoide.

Sinexión. Vínculo entre términos que, siendo diversos, y en cuanto diversos, los enlaza de un modo necesario. El polo positivo y el polo negativo de un imán están vinculados sinectivamente. El reverso y el anverso de un cuerpo dado (dejamos de lado las superficies de Moebius) están unidos por sinexión.

Sittlichkeit. Búsquese Espíritu objetivo.

Soteriológico. Lo que tiene capacidad salvadora de los hombres respecto de una vida degradada, o simplemente zoológica o terrenal.

Tabla gnoseológica de la cultura (ver página 160). La tabla de referencia puede considerarse como un despliegue lógico-material de la Idea de Cultura, como «todo complejo» de Tylor, dado que la «complejidad» no sólo va referida a las «partes» de orden 1, 2, 3… 10.000 (en las que, sin duda, estaba pensando Tylor) sino también al «todo» (puesto que «todo» comprende, por lo menos, dos «todos» entretejidos: el todo $ que se distribuye isológicamente en las filas I, II, III… DCXX -reagrupables, a su vez, en subconjuntos de diferente nivel- y el todo T, constituido por los rasgos 1, 2, 3… 10.000, sinalógicamente concatenados). Por lo demás, suponemos que T se establece realmente «a través» de las filas I, II, III… La dimensión histórica de la Tabla se supone representada en el orden de las filas contado de arriba hacia abajo: las flechas dirigidas hacia abajo, perpendiculares o diagonales, son utilizadas para definir la perspectiva en la que se sitúan las escuelas difusionistas o evolucionistas. Es obvio que la dimensión histórica podría también representarse agregando a la tabla

plana un eje perpendicular al plano del papel en el que se fuesen situando sucesivas capas correspondientes a épocas diversas; en este caso, sin embargo, convendría reducir el tamaño de la capa básica si es que aceptamos, al menos para un intervalo histórico dado, que el número de culturas ha experimentado un aumento regular, en cuyo caso la tabla adquiriría el aspecto de una pirámide escalonada invertida.

Preferimos, sin embargo, mantener la tabla plana por las ventajas analíticas que ella ofrece, en virtud precisamente de su sencillez, siempre que estemos dispuestos a operar con sus propios elementos (por ejemplo, sustituyendo las líneas de trazo continuo que separan ias culturas I, II, III… por líneas de trazos punteados, cuando queramos sugerir que la cultura II, pongamos por caso, es la misma cultura I transformada en un intervalo temporal dado, pero sin perder su «identidad»). De este modo, la tabla podrá utilizarse también para representar diversas concepciones antropológicas de la cultura, incluso las más radicales y extravagantes. Por ejemplo, el difusionismo radical corresponde a una interpretación de la tabla que tomase a la cultura I como la cultura originaria, presentando a todas las demás como difusiones suyas; por lo cual no cabría hablar propiamente de totalidad y las lineas de fila debieran ser todas ellas punteadas (por ejemplo, las culturas indoamericanas serían la misma cultura hebrea, difundida en el continente por las «tribus perdidas de Israel»; o

Klf»n 10 mltiiM T rAff/acrtAnrlíarío o lo rnltiiM camm 1o

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de Elliot Smith). Pero también la tabla podrá utilizarse para definir el evolucionismo radical (en el sentido que esta expresión cobra en Antropología cultural): las culturas son independientes, autónomas; todas contienen todos los rasgos (1, 2, 3… 10.000), todas las culturas tienen lenguaje, ciencia, religión, filosofía, etc y estos rasgos evolucionan paralelamente; la línea I se interpretará ahora como una cultura primaria que contiene, al menos en preformación (más que en «epigénesis cultural») a todos los rasgos de las culturas posteriores. Y cuando nos alejamos tanto del difusionismo radical, como del evolucionismo radical, es decir, cuando reconocernos que hay rasgos que las culturas adquieren por difusión y otras veces por evolución epigenética (¿en que cultura anterior a la cultura occidental del siglo XIX está preformado el fonógrafo de Edison?) lo mejor es suponer que todas las líneas que separan filas y columnas son de trazo punteado; que hay casillas vacías, contenidos que aparecen en una fila determinada y sin precedentes, pero también contenidos que proceden de la evolución de otros contenidos propios de culturas diferentes.

Totalidades atributivas (T)/Totalidades distributivas (£). Las totalidades atributivas son aquellas cuyas partes están referidas las unas a las otras, ya sea simultáneamente, ya sea sucesivamente (las conexiones atributivas no implican inseparabilidad -por ejemplo en el caso de las conexiones sine-coides- o indestructibilidad); las totalidades distributivas son aquellas cuyas partes se muestran independientes las unas de las otras en el momento de su participación en el todo.

Totalidades sistáticas y sistemáticas. Llamamos sistáticas (systasis = constitutio) a totalidades (estructurales o procesuales) tales como la configuración «estructural» geométrica (circunferencia o elipse); llamamos sistemáticas a totalidades tales como «sistema funcional de las cónicas».

El mito de la cultura
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